MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 20 de noviembre de 2014

INTERPRETACIÓN MÍSTICA DEL APOCALIPSIS JESÚS MANSO CORDERO EN LA TIERRA E IMPONENTE LEÓN EN EL CIELO (13/01/2.016)

JESUCRISTO CORDERO EN LA TIERRA
Y LEÓN EN EL CIELO



Apocalipsis: 5, 1-10


El Cordero fue sacrificado y nos redimió con su sangre.Yo, Juan, vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono, un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi un ángel poderoso, que gritaba con fuerte voz: "¿Quién es digno de abrir el libro y de romper sus sellos?". Pero nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni ver su contenido.


            Este pasaje del Apocalipsis cuenta los misterios de Dios, con el lenguaje místico de San Juan Evangelista, que es el Apóstol que más amó a Jesús, y por eso, el que más y mejor comprendió los misterios de Dios, ya que como tan bien lo explica San Juan de la Cruz, el verdadero Amor del alma a Jesús-Dios, es el que equipara el amante con su amado, y por eso, permite la fusión de ambos, y produce la transmisión infusa del conocimiento de los misterios de Dios al alma.

          El que estaba sentado en el trono es Dios Padre, el que tiene el conocimiento de todos sus misterios en un libro que está escrito por fuera, que simboliza la Creación del Universo visible, y que está escrito por dentro, lo que simboliza los misterios invisibles de Dios, eso lo que recitamos en el Credo, cuando decimos: “Creo en Dios Padre Todopoderoso Creador del Cielo y de la Tierra”, (Es decir del Universo invisible y visible).

          Y vemos que nadie en la Tierra, ni en el inframundo, es capaz de abrir un libro que está cerrado con los siete sellos, que son los siete Espíritus de Dios.



          Lloré mucho porque no había nadie digno de abrir el libro y de ver su contenido. Entonces, uno de los ancianos me dijo: "Ya no llores, porque ha vencido el león de la tribu de Judá, el descendiente de David, y Él va a abrir el libro y sus siete sellos".

           Vi entonces junto al trono, en medio de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, un Cordero. Estaba de pie, y mostraba las señales de haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios, enviados por toda la tierra.


          Y esta es la condición del místico, desear ardientemente, como tan bien lo explica San Juan de la Cruz conocer los atributos y las intimidades del Amado, como  lo explica en su escala mística para acceder a Dios, “Padecen aquí hambre como canes y cercan y rodean la Ciudad de Dios” (Ps 58, 7), cuando el alma ha alcanzado  el quinto de los diez grados de esta escala.

          El anciano, explica a San Juan que Jesús, el descendiente de David y el León de la tribu de Judá, es el único capaz de abrir el libro porque solo Él, puede ofrecer el sacrificio digno en el altar de Dios, porque es la víctima perfecta sin tara alguna. 

Es el cordero que mora junto al Trono de Dios, en medio de los cuatro seres vivientes, que son los atributos de Dios Padre: Pureza, Verdad, Justicia y Bondad, propios de los que son poseedores del maravilloso don de la Fe; Cordero con los siete atributos de Dios que son sus siete cuernos y ojos, Espíritus enviados en toda la Tierra.

          Se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y al tomarlo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, con sus cítaras y sus copas de oro llenas de incienso, que significan las oraciones de los santos. Y se pusieron a cantar un cántico nuevo, diciendo:

          "Tú eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y naciones, y con ellos has constituido un reino de sacerdotes, que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra".

           El Cordero toma el libro de la mano derecha de Dios Padre, que es  donde está el contenido de la Creación y de la Esencia misma de Dios, lo cual, gracias a Jesucristo, nos permite alcanzar los conocimientos humanos y divinos del libro, por esto, se inclinan los cuatro atributos de la Santa Fe, y los veinticuatro ancianos, que representan las doce tribús de Israel de la antigua Ley, y los doce tribús de la nueva Ley.

        Todos tocan sus cítaras y ofrecen sus copas llenas de incienso que son los cánticos y las alabanzas carismáticas de los Elegidos. Son Sacerdotes, ya que están en contacto directo con Dios y Jesucristo, y que servirán a Dios amándolo por haber alcanzado la Gloria Eterna, gracias a la Redención del Cordero, y por eso reinarán para siempre en los Cielos, la Tierra Prometida.


Del salmo 149

Bendito sea el Señor.

        Canten al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su Creador y Rey, en el Señor, alégrese Israel, su Pueblo Santo.

       Este salmo, es un corolario del libro del Apocalipsis, ya que la Redención del Cordero, se aplica a su Pueblo terrenal de una manera retroactiva. Hay que añadir que hoy día el Pueblo de Israel, es el que ha sido fiel a los Profetas, que todos han anunciado al Mesías Jesucristo. Los que no lo han querido reconocer por tal, son ramas desgajadas del árbol de la Vida.



Evangelio de San Lucas: 19, 41-44

Si comprendieras lo que puede conducirte a la paz. En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:

"¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba". 


          Esta Profecía de Jesús hacia el Pueblo de Israel, se refería al asalto de Roma por Jerusalén, que ocasionó la masacre, deportación o exilio de todo el Pueblo de Israel unos cuarenta años después de su muerte en la Cruz.

          Fue el terrible castigo de Dios hacia el pueblo deicida, que pidió a Pilatos la muerte de Jesús, y rechazó cambiarlo por Barrabás. Será también el castigo de todas las almas que no hayan querido acoger la Palabra del Evangelio, y han querido cambiar la Ley de Jesús, ley de Virtud y de Salvación, por la ley de Barrabás, que es una vida de pecado y de condenación.