MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 27 de octubre de 2015

LA UNIÓN MÍSTICA CON DIOS: LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS


Jesús, escóndeme en tu Pecho,
 
quiero perderme en Él 





LOS ÚLTIMOS SERÁN LOS PRIMEROS

Esta afirmación es de una importancia tal que se podrían escribir muchos libros, y aún quedaría lo más por aclarar. La perfecta compresión de este axioma, es la clave para comprender cuál ha de ser la actitud y el comportamiento del auténtico creyente, y es una norma para poder entender cómo será el Juicio final, cuando, el Supremo Juez Jesús-Dios emitirá la sentencia definitiva.

Existe en muchos católicos, aconsejados por predicadores que enseñan sus propias convicciones, y no hacen caso de las enseñanzas de la Santa Iglesia Católica, la certeza absoluta de que "tienen que estar a gusto con sus pecados", y que Dios ama a todos los humanos de la misma manera, sean los más grandes y humildes santos, como los más horrendos y soberbios pecadores. 

Y esta mentalidad, está tan arraigada, que cualquier individuo que se atreva a opinar de una manera distinta, es tachado por muchos eclesiásticos de hereje y despreciado, y a su parecer situado fuera del ámbito de la auténtica Religión. 

Afirmación: "Tenemos que estar a gusto con nuestros pecados"

En las personas que tienen cierta presencia de Dios, es decir en las personas que han llagado a un grado de humildad tal, que les ha permitido recibir la Gracia de Dios, por la acción del Espíritu Santo, al producirse la unión de la criatura imperfecta y aún marcada por la huella del Pecado Original, con el Creador, Ser infinitamente perfecto y poderoso, se produce siempre lo que los principios filosóficos enseñan: "dos contrarios no pueden caber en un mismo sujeto". 

Y como la criatura es infinitamente inferior e insignificante comparada con el Creador, tiene que producirse obligatoriamente un profundo detrimento del ser más débil, ya que ambos tienen que realizar esa unión mística, que es la que tiene lugar en el Reino de Dios, y cuya imagen es la que se relata en el Cantar de los Cantares, y que está tan bien explicada en la Llama de Amor viva de San Juan de la Cruz. 

Y así, la Criatura sufre un detrimento cuanto más profundo, cuanto mayor es su grado de imperfección, porque la presencia de la divinidad es cada vez mas íntima. Como consecuencia de ello, el alma sufre un detrimento inversamente proporcional a ese grado de perfección, lo que se traduce en un malestar cada vez mayor, que San Juan de la Cruz llama la noche oscura del alma, que es el Purgatorio en la Tierra, que solo desaparecerá cuando el alma, perfectamente purgada de sus imperfecciones, se unirá en el ABISMO DE PERFECCIÓN Y DE AMOR QUE FUSIONA EL ALMA CON SU CREADOR. 

Para mayor aclaración, recuerdo que de pequeño - cuando estaba en Francia, escuchando las lecciones de la clase de Religión con los HH. Maristas - escuché a un predicador, que nos contaba que en un monasterio había una monja que tenía fama de gran Santidad, un gran teólogo fue a examinarla y al llegar al Convento, preguntó: "¿Donde está la Santa?", la monja contestó: "Estoy aquí, Padre". El Teólogo no quiso ni hablar con ella y se marchó convencido de que allí no había ninguna presencia de Dios. 

En la vida del Padre Pío de Pietrelcina, el Santo confesaba a su Director Espiritual: "Preferiría llevar mil cruces y hasta me sería dulce y llevadera toda cruz, si no tuviese esta prueba de sentirme siempre en la duda de si agrado o no al Señor en mis obras". Y aquí se muestra la mayor prueba de su Santidad, aún más que los milagros que realizó, porque esta afirmación demuestra la presencia viva de Dios en su alma. 

A este respecto, San Juan de la Cruz dice en sus escritos, citando la Sagrada Escritura: "Nadie puede estar seguro de ser digno de amor o de aborrecimiento a los ojos de Dios", palabras que son la prueba de la auténtica humildad y del perfecto "temor" de Dios, que obligan al alma a ser diligente y la empuja a ser prudente y precavida en todos sus actos, para no caer en pecado, y así alcanzar el deseado Reino de los Cielos. 

En la vida del Santo Cura de Ars, vemos también que, cuando llegó a crecer su fama de tal manera que había un servicio de diligencias desde París, para venir a verlo y confesarse con él, en un folleto editado para acoger a los peregrinos, se veneraba su figura tachándolo ya de Santo, este, enterado, llamó al autor del escrito, y llorando amargamente le dijo que su libro era un libro muy malo. Al ser preguntado cual era la causa, el Santo afirmó que lo era, "porque se veneraba su figura, cuando él era el más miserable de todos los Sacerdotes". 

El predicar que dice que "hay que estar a gusto con sus pecados", condena a los fieles a un inmovilismo y a una actitud tal, que la persona se instala en una auto-complacencia, llamada "quietismo" que lo aleja inexorablemente de Dios. Naturalmente, los responsables y los abanderados de esta falsa doctrina, tendrán que rendir cuentas a Dios, porqué además emiten una doctrina que no se refleja en la vida de ningún Padre de la Iglesia, y que ellos se han inventado para vivir una vida sin ninguna preocupación.

Este tipo de predicadores, me recuerdan las palabras de Jesús: "Habéis tomado la llave de la Ciencia y ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los demás". O también el famoso proverbio castellano: "Son como el perro del hortelano, ni come ni deja comer".