MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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lunes, 30 de mayo de 2016

LA INCREÍBLE MISERICORDIA DE JESÚS. EXTREMO INTENTO DE REDIMIR A JUDAS ISCARIOTE.

JESÚS NO HA PODIDO REDIMIR A JUDAS A PESAR DE
TODOS SUS ESFUERZOS




En este relato del Evangelio como me ha sido revelado, de María Valtorta, vemos como Jesús emplea todos los argumentos a su alcance, y no consigue convertir al apóstol traidor, a pesar de todas los razonamientos tan convincentes, contestando a las preguntas y explicando con suma paciencia a Judas, como tiene que comportarse para alcanzar la Vida Eterna. Es el gran misterio de la predestinación,  donde el libre albedrío es el que se impone siempre a los deseos de Dios y a los de Satanás.

En este mundo, el hombre puede aún arrepentirse y salvarse de la condenación eterna si se arrepiente, pero la soberbia es siempre lo que impide la unión con Dios; es por esa razón que Jesús dijo que tenemos que ser como niños para entrar en el Reino de los Cielos, porque el niño es siempre obediente, ya que sabe que tiene que seguir los consejos de sus padres sabiendo que le quieren, y que siempre le llevarán por el buen camino. 






Del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta

(Tomo 9, cap. 574)


[...] Jesús ha tomado el brazo al Iscariote y va delante con él. Le habla dulcemente; trata de trabajar en el corazón de Judas, estremecido por el miedo experimentado ante el juicio de Dios: "Ya ves, Judas, que fácil es morir. La muerte siempre está al acecho en torno a nosotros. Ya ves que lo que parece una cosa sin importancia cuando estamos llenos de vida, se hace grande, espantosamente grande cuando la muerte nos roza. Pero, ¿por qué querer tener estos miedos, crearselos para encontrarlos de frente en el momento de la muerte, si con una vida santa se puede ignorar el miedo al cercano juicio divino? ¿no te parece que merece vivir una vida justa para tener una plácida muerte? ¿No lo crees, amigo Judas? La divina, paterna misericordia ha permitido este hecho como toque de atención para tu corazón. Todavía estás a tiempo, Judas...¿Por qué no quieres dar a tu Maestro, que está para morir, la gran alegría, grandísima, de saber que has vuelto al bien?"

"¿Pero puedes todavía perdonarme, Jesús?".

"¿Te hablaría así si no pudiera? ¡Qué poco me conoces todavía! Yo te conozco. Se que eres como uno como que estuviera atrapado por un gigantesco pulpo. Pero, si quisieras, podrías liberarte todavía. Sufrirías, eso sí. Arrancarte estas cadenas que te muerden y envenenan significaría dolor. Pero después, ¡cuánta alegría Judas! ¿Temes no tener la fuerza de reaccionar contra los que influyen en tí? Yo puedo absolverte anticipadamente del pecado de transgresión del rito pascual... Eres un enfermo. Para los enfermos la Pascua no es obligatoria. Ninguno está más enfermo que tú. eres como un leproso. los leprosos, mientras lo son, no suben a Jerusalén. Créeme, judas, comparecer ante el Señor con el espíritu sucio, como lo tienes tú, no es honrar al Señor, sino ofenderle. Antes hay que...".

"Entonces, ¿por qué no me purificas y me curas?" pregunta, ya duro, rebelde Judas.

"¡No te curo! Cuando uno está enfermo. busca - lo busca él - la curación. A menos que sea un niño pequeño, o un subnormal; porque éstos no saben poner el acto de querer...".

"Trátame como a esas personas. Trátame como a un subnormal y remédialo Tú, sin que yo lo sepa".

"No sería justicia, porque tu puedes querer. Tú sabes lo que para tí es un bien y es un mal. Y el que Yo lo curara, no serviría de remedio sin tu voluntad de quedar curado".

"Dame también esa voluntad".

"¿Dártela? ¿Imponerte, entonces una voluntad nueva? ¿Y tu libre albedrío en qué se transformaría entonces? ¿Qué sería tu yo de hombre, criatura libre? ¿Un yo subyugado?".

"¡De la misma forma que estoy subyugado por Satanás, estaría subyugado por Dios!".

"¡Como me hieres, Judas! ¡Cómo traspasas mi corazón! Pero te perdono lo que me haces... Subyugado por Satanás, has dicho: Yo no decía esta cosa tan tremenda...".

"Pero la pensabas porque es verdadera y la conoces, si es verdad que lees los corazones de los hombres. Si es así, sabes que yo ya no soy libre... Satanás me ha atrapado y...".

"No, se te ha acercado, te ha tentado, te ha tanteado... y tú le has aceptado. No hay posesión, si no hay al principio una adhesión a alguna tentación satánica. La serpiente introduce la cabeza ente las apretadas barras dispuestas como defensa por los corazones, pero no entraría si el hombre no le enseñara un hueco para admirar el aspecto seductor de la serpiente, y escucharla y seguirla... Solo entonces el hombre queda subyugado, poseído porque lo quiere.

Dios también lanza desde los cielos las luces dulcísimas de su paterno amor, y sus luces penetran en nosotros. Mejor, Dios al que todo le es posible, desciende al corazón de los hombres. Está en su derecho, ¿Por qué, entonces, el hombre, que sabe hacerse esclavo, que sabe someterse al Horrendo, no sabe hacerse siervo de Dios - es más: Hijo de Dios? Y, no obstante, ¡todavía estarías a tiempo de salvarte! Sabes que voy a la muerte. Ninguno lo sabe como tú, no rehúso morir... Voy. Voy a la muerte porque mi muerte será la Vida para muchos. ¿Por qué no quieres estar entre estos? ¿Solo para tí, amigo mío, mi pobre y enfermo amigo, será inútil mi muerte?".

"Será inútil para muchos, no te hagas ilusiones. Lo mejor que podrías hacer sería huir y vivir lejos de aquí, y gozar de la vida; enseñar tu doctrina porque es buena, pero no sacrificarte".

"¡Enseñar mi doctrina! ¿pero, que enseñaría ya, que fuera verdad, si hiciera lo contrario a lo que enseñara? ¿Qué Maestro sería si predicara la obediencia y a la voluntad de Dios y no la hiciera, y el amor a los hombres y luego no los amara, y la renuncia a la carne y al mundo, y luego amara mi carne y los honores del mundo, y a no escandalizar y luego escandalizaría no solo a los hombres, pero también a los ángeles, y así sucesivamente?.

Por ti habla Satanás en este momento, como así habló en Efraím y como muchas veces ha hablado y actuado, a través de ti, para turbarme a Mí. Yo he reconocido todas estas acciones de Satanás, cumplidas por medio de ti. pero no te he odiado y cansado de ti. Solo he sentido pena, una infinita pena. Como una madre atenta al progreso de un mal que llevara a la muerte a su hijo, así he observado el progreso del mal en ti. Como un padre a quien nada resulta insoportable con tal de encontrar las medicinas para su hijo enfermo, así Yo todo lo he tolerado con tal de salvarte: he superado repugnancias, desdenes, amarguras, desconsuelos... como un padre y una madre, desolados, desilusionados respeto a todas las fuerzas terrenas, se dirigen al Cielo para obtener la vida del hijo, así he gemido y gimo, implorando un milagro, que te salve, que te salve, que te salve en el borde del abismo que ya cede bajo tus pies.

¡Judas, mírame!, dentro de poco, mi Sangre será derramada por los pecados de los hombres, no me quedará ni una gota. La beberán la tierra, las piedras, las hierbas, las vestiduras de mis perseguidores y las mías... la madera, el hierro, las sigas, las espinas y la oxiacanta... y la beberán los espíritus que esperan la salud... ¿solo tú no quieres beberla? Yo por ti solamente daría toda esta Sangre mía. Tu eres el amigo mío. ¡Cuán gustosamente se muere por el amigo! ¡Por salvarte! Se dice: "Yo muero, pero seguiré viviendo en el amigo por quien he dado la vida. Como una madre, como un padre, que siguen viviendo en su prole después de haber muerto ¡Judas, te los suplico! no pido otra cosa en vísperas de mi muerte.

Hasta los jueces, hasta los enemigos conceden al condenado una última gracia, acogen favorables el último deseo suyo. Yo te pido que no te condenes. No se lo pido tanto al Cielo como a tí, a tu voluntad... piensa en tu madre, Judas, ¿qué será de tu madre después? ¿Qué será el nombre de tu familia? Invoco tu orgullo, que está más vivo que nunca, para que te defiendas con tu deshonor. No te deshonres, Judas. Piensa.

Pasarán los años y los siglos, caerán los reinos y los imperios, languidecerán las estrellas, cambiará la configuración de la Tierra, y tú serás siempre Judas, como Caín es siempre Caín, si persistes en tu pecado. Terminarán los siglos. Quedará solo el Paraíso y el Infierno, y en el Paraíso y el Infierno, para los hombres resucitados y recibidos con alma y cuerpo, para toda la eternidad, en los lugares en donde es justo que estén, tu serás siempre Judas, el maldito, el mayor culpable si no te enmiendas.

Descenderé a liberar a los espíritus del Limbo, los sacaré del Purgatorio por legiones, y tú... a ti no podré llevarte a donde Yo esté... Judas. Yo voy a morir y soy feliz porque ha llegado la hora que esperaba desde hace milenios, la hora de unir de nuevo a los hombres con su Padre. A muchos, no los uniré. Pero el número de los salvados que mientras muera contemplaré, me consolará de la congoja de morir inútilmente por tantos. Pero te digo que será tremendo verte entre estos, a tí, mi apóstol, amigo mío. ¡No me inflijas el inhumano dolor!... Quiero salvarte, Judas. Salvarte.