MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 11 de octubre de 2016

“YO SALVARÉ A LOS QUE SE ARREPIENTAN Y VUELVAN A DIOS. LOS IMPENITENTES NO TENDRÁN REDENCIÓN"

EL BANQUETE DE HERODES




Maravillosas palabras de Jesús en donde se ve claramente que María Valtorta está al final atacada físicamente por Satanás que conoce perfectamente la trascendencia de este relato. 



En efecto: Hoy día pintan y predican a Jesús como un dios "relativista", que perdona absolutamente a todos, sin que exista el correspondiente arrepentimiento proporcional a la culpa, y vemos que muy pocos conocen la transcendencia del arrepentimiento, que es la sublimación del amor, como así se ve tan claramente en las maravillosas palabras de Jesús, tampoco ven la gravedad de la culpa cuando no está acompañada de ese arrepentimiento, y digo gravedad porque desgraciadamente esas almas serán rechazadas eternamente por Dios, porque no puede aplicar su divina Misericordia. 



Aquí también se ve pues de una manera clara e irrefutable la existencia de los réprobos ya que “Los impenitentes no tendrán nunca perdón”, ya que es un pecado contra el Espíritu Santo, es decir un pecado contra la sublimación del amor, que es el arrepentimiento. 

Satanás ha sabido infundir en la sociedad actual e incluso en mucha jerarquía la "teoría de la relatividad", ha sabido inculcar a los fieles la idea de que a Dios le es indiferente el pecado, y que todos están salvados por su Pasión y muerte, aunque no exista arrepentimiento. ¡¡He conocido profesores de Teología, que sabían griego, hebreo y latín y que estaban convencidos de esa teoría, y lo que es peor, que despreciaban a los que no compartían esa idea!! 

Reconozco la sutileza e inteligencia de Satán, el cual, apoyándose en la gran Misericordia de Dios ya que siempre engaña bajo el aspecto del bien, porque sabe que el mal conocido, nunca será aceptado, como así lo dice San Juan de la Cruz , ha inducido a muchísimos a creer en el dios "relativista", que es incapaz de mandar a nadie al Infierno, porque todos somos hijos suyos, como me afirmó cierto Arzobispo, y sacerdotes. 

Vemos así la gran verdad del adagio que dice: “No hay pecados pero sí pecadores”; es decir que cualquier pecado por horroroso que sea puede ser perdonado, sin embargo, lo que no perdona Dios es la falta de arrepentimiento, es decir la complacencia en el vicio y el desprecio de la virtud. 
Dice Jesús: Quien ama totalmente tiene todo perdonado, Y esta es una verdad. 


Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.





DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO DE MARÍA VALTORTA 





Dice Jesús:
Dios da a cada uno lo necesario. Eso es verdad. ¿Qué le es necesario al hombre?: ¿La fastuosidad?, ¿Un gran numero de criados?, ¿Tierras de incontables parcelas?, ¿Banquetes que de un ocaso vean surgir una aurora?...No. Al hombre le es necesario un techo, un pan, un vestido; lo indispensable para vivir. 



Mirad a vuestro alrededor: ¿Quiénes son los más alegres y los más sanos?, ¿Quién goza de una sana y serena ancianidad?... ¿Los que gozan de la vida?... No. Quienes honradamente viven y trabajan, y tienen deseos rectos. En ellos no hay veneno de lujuria y permanecen fuertes, ni veneno de gula y se conservan ágiles, ni de envidias y están alegres. Sin embargo quien ambiciona tener más cada vez, mata su paz y no goza; antes bien, envejece precozmente, consumido en la llama del odio y del abuso. 

Podría unir el mandamiento de no robar, al de no desear lo que a otros pertenece porque, efectivamente el excesivo deseo mueve al hurto: entre uno y otro no media sino un pequeño paso. ¿Qué todo deseo es ilícito? No digo esto. El padre de familia que, trabajando en el campo o en el taller, desea asegurar con ello el pan de la prole, ciertamente no peca; es más, obedece a su deseo de padre. Más aquel que, por el contrario, no desea sino gozar más y se apropia de lo ajeno para gozar más, peca. 

¡La envidia!... – Porque ¿qué es realmente el desear el bien ajeno, sino avaricia y envidia? – la envidia separa de Dios, hijos míos, y une a Satanás. 

¿No creéis que el primero que deseó lo ajeno fue Lucifer? Era el más hermoso de los Arcángeles. Gozaba de Dios. Debería haberse sentido contento de ello. Envidió a Dios y quiso ser él Dios y vino a ser el demonio, el primer demonio. 

Segundo ejemplo: Adán y Eva habían recibido todo, gozaban del Paraíso terrestre, gozaban de la amistad de Dios, vivían dichosos con los dones de Gracia que Dios les había dado. Deberían haberse conformado con eso; más, envidiaron de Dios su conocimiento del bien y del mal, y fueron expulsados del Edén, resultando proscritos, no gratos a Dios, los primeros pecadores. 

Tercer ejemplo: Caín tuvo envidia de Abel por su amistad con el Señor, y fue el primer asesino. María la hermana de Aarón y de Moisés, tuvo envidia de su hermano y fue la primera leprosa de la historia de Israel. 

Podría iros conduciendo a través de toda la historia del Pueblo de Dios, y veríais que el deseo inmoderado hizo de quien lo tuvo un pecador y fue causa de un castigo para el pueblo; porque los pecados de los particulares se acumulan y provocan los castigos de las Naciones, de la misma forma que unos granos y otros y otros, de arena acumulados durante siglos y siglos, provocan desprendimientos de tierra que sepultan centros habitados y aquellos en quien ellos viven. 

Frecuentemente os he puesto a niños como ejemplo, porque son sencillos y confiados. Hoy os digo: imitad a los pájaros en su libertad respecto a los deseos. 

Mirad: es invierno, poca comida hay en los pomares, ¿se preocupan acaso, de acumularla durante el verano?; no, sino que confían en el Señor, saben que siempre podrán hacerse con un pequeño gusanito, un grano, una miguita, o una araña o una mosquita posada sobre el agua, para su buche; saben que no les faltará una chimenea caliente, o una vedija de lana, para refugiarse durante el invierno; como sabe que, llegado el tiempo en que sea necesario disponer de heno para sus nidos y de mayor cantidad de alimento para la prole, habrá heno fragante en los prados, y jugoso alimento en los árboles frutales y en los surcos, y habrá riqueza de insectos en el aire y en la tierra; y cantan levemente: “Gracias, Creador por cuanto nos das y por cuanto nos darás”, preparados ya a entonar a pleno pulmón, cantos de alabanza cuando, llegada la época del celo, gocen de la esposa y se vean multiplicados en la prole. 

¿Existe criatura más alegre que un pájaro? Y, sin embargo, ¿que es su inteligencia comparada con la del hombre?: como un trozo de sílice comparado a un monte. Y a pesar de ello, os enseña. En verdad os digo que posee la alegría del pájaro, el que vive sin deseo impuro. Este se fía de Dios y le siente como Padre; sonríe al día naciente y a la noche que desciende, porque sabe que el sol es su amigo y que la noche le provee de alimento; mira sin rencor a los hombres y no teme sus venganzas, porque no les perjudica en modo alguno; no se inquieta ni por su salud ni por su sueño, porque sabe que una vida honesta mantiene lejos las enfermedades y proporciona dulce descanso; no teme en fin, la muerte, porque sabe que, habiendo actuado bien, no puede recibir sino la sonrisa de Dios. 

Mueren también los reyes, y los ricos. No es el cetro lo que aleja la muerte, no es el dinero el que compra la inmortalidad. Ante el Rey de los reyes y Señor de los señores, ¡que ridículas son las coronas y las monedas!; ante Él solo tiene valor una vida vivida en la Ley. 

¿Qué dicen aquellos hombres que están allí en el fondo? No tengáis miedo de hablar”. 
“Decíamos: Antipa ¿de que pecado es culpable, de hurto o de adulterio?” 
“No quisiera que mirarais a los demás, sino a vuestros corazones. Os digo no obstante, que Antipa es culpable de idolatría por adorar a la carne más que a Dios; es culpable de adulterio, de hurto, de deseos ilícitos, y pronto, de homicidio”. 
“¿Lo salvarás Tú, el Salvador?” 

“Yo salvaré a los que se arrepientan y vuelvan a Dios. Los impenitentes no tendrán Redención”. 

“Has dicho que es un ladrón, ¿Qué ha robado?”. 
“La mujer a su hermano. El hurto no es solo de dinero. Hurto es también, quitar el honor a un hombre, la virginidad a una joven, la mujer a su marido, de la misma forma que lo es el quitarle un buey o frutos de los árboles al vecino. Y el hurto. Agravado por la libídine o por el falso testimonio, se agrava con el adulterio, o con la fornicación, o con la mentira”. 

“Y una mujer que se prostituye, ¿que pecado comete?”. 
“Si está casada, de adulterio o de hurto respecto al marido. Si es núbil, de impureza y de hurto respecto a sí misma”. 

“¿Hurto a sí misma? ¡¡Pero si da algo que es suyo!!” 

“No. Nuestro cuerpo lo ha creado Dios para ser el templo del alma, que es templo de Dios. Por tanto, debe de ser conservado honesto; si no, el alma se ve despojada de la amistad con Dios y de la Vida Eterna”. 

“¿Entonces una meretriz ya no puede pertenecer sino a Satanás?”. 

“Todo pecado es prostitución con Satanás. El pecador, como la prostituta, se da a Satanás por amores ilícitos, esperando sucias ganancias de ello. Grande, grandísimo es el pecado de prostitución, que hace al que lo comete semejante a un animal inmundo. Pero creedme, no es menor cualquier otro pecado capital. ¿Qué diré de la idolatría?, ¿Qué del homicidio? Y, no obstante, Dios perdonó a los israelitas después de lo del becerro de oro; perdonó a David después de su pecado que era doble. 

Dios concede el perdón al que se arrepiente. Sea el arrepentimiento proporcional al número y a la magnitud de las culpas, y Yo os digo que a quien más se arrepiente, más le será perdonado; porque el arrepentimiento es forma de amor, de operante amor. 

Quien se arrepiente le dice a Dios con su arrepentimiento: “No puedo tolerar tu enojo, porque te amo y quiero ser amado”. Y Dios ama a quien le ama. Por tanto Yo digo: cuanto más ama uno, más es amado. 

Quien ama totalmente tiene todo perdonado, Y esta es una verdad. 

Podéis iros. Pero antes quiero que sepáis que a la entrada del pueblo hay una viuda, cargada de hijos, en la más absoluta de las hambres. La han echado de casa por deudas, y podría decirle “gracias” al patrón por haberla echado solamente. He hecho uso de vuestros donativos para proveerlos de pan, pero necesitan un lugar donde ampararse. La Misericordia es el sacrificio más grato al Señor. Sed buenos. En su nombre os garantizo el premio”. 

La gente cuchichea, pide consejo, coteja opiniones… 

Entretanto, Jesús cura a uno de los que estaba casi ciego y escucha a una ancianita que ha venido desde Doco para rogarle que vaya a ver a su nuera que estaba enferma. Una larga historia de lágrimas la cual yo, medio muerta como estoy hoy, no transcribo. 

Y, afortunadamente, todo termina, porque no estoy todavía en condiciones de mantenerme todavía, con una crisis cardíaca que lleva ya tres horas y que hasta me ciega los ojos. 







4.4.12