MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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sábado, 17 de junio de 2017

SUBLIME EXPLICACIÓN DE JESÚS SOBRE LA TERRIBLE LUCHA DE LAS ALMAS PARA ALCANZAR LA VIDA ETERNA DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA 11-5-1.944


Dice Pedro: “El diablo, que es vuestro adversario, gira en torno a vosotros
como un león rugiente en busca de la presa"


Y aquí aparece el Superior General de los Jesuitas, de nacionalidad venezolana, diciendo que el diablo es una figura simbólica, y que tiene su País dirigido por un atroz dictador comunista, hijo de satanás, machacando a su Pueblo, y del cual habla, sin pedir al mundo entero oraciones a Dios con lágrimas en los ojos, o proponer que se consagre  su País, a la Santísima Virgen María.
Y también aparece en el libro del famoso exorcista Gabriele Amorth, un Cardenal de una oficina vaticana, diciéndole ¿Pero Ud. cree en el demonio, esa fábula? o un Arzobispo que me dijo que al ser todos hijos de Dios, y siendo Dios nuestro padre, no puede mandar ahí un hijo suyo, y que por eso el Infierno está vacío.
Y todo esto, según se lee en Religión y Libertad, con la noticia de que cada vez hay más posesiones diabólicas, y que los exorcistas se ven desbordados, no dando a bastos con su labor, pidiendo ayuda, con muchos Obispos que se niegan a nombrar nuevos exorcistas, diciendo que todo eso obedece a problemas psicóticos.




Dice Jesús:

[…] María: El Bautismo y los Sacramentos, en general, son el injerto total; son los que, sobre la mala planta del hombre, manchado por la culpa original, injertan la Gracia, y que con sucesivos injertos, mantienen dicha Gracia, pues la planta-hombre, por su misma naturaleza, rechaza los efectos de la Gracia, rechaza ese divino injerto.

No siempre mi Sangre, mi Carne, mi Martirio y el fuego Paráclito, logran hacer de vosotros – los salvajes – logran hacer de vosotros árboles de frutos celestiales. Es raro que lo logren, porque os falta la voluntad de convertiros en ellos. En cambio, en los que tienen dicha voluntad y ella es la nota predominante de su canto de amor, el amor es su canto, el amor efectúa otro injerto: el de la fusión conmigo. Entonces, Yo los tomo de la mano, y la cicatriz de ese roce, que nunca se cura completamente, injerta en vuestro ser sus ardores y sus vástagos y os marca con un fuego indeleble.

No es necesario ser desmochados, como en el primer injerto. La Gracia está ya en vosotros. Más, ¡oh, heraldo Mío! Es necesario ser lacerados por el dolor para poder recibir, con inmediata vitalidad mi benéfico contacto. Y cuanto más grande es vuestra herida, tanto mayor es el sitio donde puedo aplicar mis Heridas. Y si acaso todo vuestro ser está cubierto de heridas, si de la cabeza a los pies no sois más que dolor y maceración, entonces, os estrecho a Mí, a cada herida Mía corresponde una vuestra y, como por una transfusión espiritual, la Sangre pasa de Mí, que estoy herido, a vosotros, que también lo estáis. Sé que el sufrimiento es atroz, más los efectos son sublimes.

Estoy unido a ti, María. No te das cuenta. No puedes darte cuenta porque estás muriendo de dolor. Desde la hora sexta hasta la nona, yo tampoco veía nada, ni siquiera a mi Madre…El dolor me permitía solamente sentir al dolor: todo estaba anulado en el dolor atroz de la agonía final, de la Redención: el cielo, el sol, la multitud, los gritos, los gemidos, los silbidos del viento. Sabía que mi Madre estaba al pie de la Cruz, pero más que la oscuridad cada vez más densa, la escondía a mi vista el dolor, el dolor del martirio y el de ser abandonado por Dios. ¡Y solo Yo sé cuánto habría querido verla para encontrar consuelo a esa desolación!...

Ahora te tomo de la mano y te digo: “Baja de tu cruz y ven conmigo, fuera de las tinieblas, por un momento. Quiero hablarte de un tema que le importa a uno, que Yo y tú queremos, un tema del que Yo no te hablado antes porque lo reservo para este momento.

Dice mi Pedro: “El diablo, que es vuestro adversario, gira en torno a vosotros como un león rugiente en busca de la presa; resistirle con la fuerza de la fe, recordad que vuestros hermanos dispersos por el mundo sufren vuestros mismos padecimientos”.
En las regiones africanas donde vive el león, los hombres y los animales saben cómo conducirse con él. Una vez te he llevado conmigo a Oriente, cerca de una fuente rebosante de aguas…y te he dicho: “Sé como ella. Hoy te llevo conmigo a las florestas eternas, cuyos gigantes arbóreos son los descendientes de los que surgieron de la nada, por voluntad del Padre, ante los ojos atónitos de los primeros padres. Así podrás ver algo diferente de lo que te pone melancólica.
Mira. Las altas cimas de estos milenarios gigantes verdes se alzan contra un cielo aún más azul que mis mismos ojos. Y, enlazadas las unas con las otras, allí en lo alto hablan de los hechos de aquí abajo a los vientos y a las estrellas, que estas no pueden ver porque se les oculta el techo verde.

Debajo está el sotobosque, denso como un laberinto, intricado por las lianas y las raíces que parecen serpientes, ornado con aderezos traidores, las serpientes al acecho. Aún más abajo se extiende la felpa tupida del prado, cuyas hierbas han nacido en un terreno virgen, rico de mil humores, en el que encuentran dulce alimento y reposo los antílopes y las gacelas, y alimento los millones de pájaros de diversos colores y cantos. Hay flores, helechos, diademas de corolas, astros verdes, grutas musgosas y frescos cursos de agua y una luz verde que apacigua en medio del sol que encandila cuando logra entrar en los senderos que el hombre ha abierto con esfuerzo, o a lo largo de un espejo de agua tan vasto que la bóveda vegetal está obligada a abrirse como un pozo verde.

El rey de estas florestas es el león. De todo lo que corre o salta, o se arrastra, se trepa, vuela o camina, nada puede hacerle frente. El hombre que pasa con su manada al borde de la floresta, emigrando a zonas de pasto o de mercado, construye para sí o para los demás, recintos para encerrar en ellos el ganado en las noches frías y serenas. Apenas cae la noche, los animales se refugian en la espesura o se suben en lo alto de los árboles para eludir su asalto, porque el león no ataca mientras el sol brilla en el cielo. Espera la noche, las sombras engañadoras de la luna, o las densas tinieblas para atacar a su presa. Apenas cae la noche, aparece y ruge, ruge en torno a los recintos de los hombres y las guaridas de las bestias. No entra en ellas, espera. Espera que el imprudente salga de su refugio.

¡Se cometen siempre tantas imprudencias: deseo de alivio, curiosidad de ver, prisa por llegar! El león está allí. Espera, paladeando el sabor de la presa, golpeándose los costados por la impaciencia y por la ira que le causa la larga espera y, va girando para ver el punto por donde saldrá el imprudente, y cuando lo encuentra está al acecho, o bien estudia los movimientos habituales y tiende su emboscada. Ahora está callado, pues sabe que el imprudente está al llegar. Calla para éste crea que no está allí. Y, en cambio, nunca está tan presente como cuando calla.

María: el diablo se comporta como el león. Aprovechando que sea puesto el sol, gira en torno a vuestras almas. No osa aparecer para asaltaros mientras el sol está alto en vuestro espíritu. Ruge, pero no asalta. ¿Qué importa si ruge?, deja que ruja de rabia. Quédate bajo el sol, bajo tu Dios, y no temas. ¿Ya no ves el Sol? Más Él existe. Si en una hora de prueba tu vista se niebla y ya no puedes ver su aspecto, aprende a sentir su calor. ¿No sabes que tu hielo te mataría si tu Sol estuviera muerto para ti? Si tu espíritu vive, aunque Dios lo haya enceguecido, es porque aún te besa el Sol.

¡Oh, si las almas supieran quedarse siempre bajo el Sol eterno y aún en medio de las tinieblas de la prueba, no salieran del cenit solar y dijeran: “Me quedo en mi lugar; aquí donde me ha dejado Dios me encontrará porque no cambio la razón de mi fe y de mi amor”!

El diablo va rondando en busca de la entrada que le permita extender su garra y aferrar al incauto que está demasiado cerca de la salida, es decir de la tentación. O, de lo contrario, espera que salga, como presa libre que se deja atraer por los apetitos de sus sentidos. O pone en práctica la insidia más astuta: calla y queda al acecho y el que vive sin estar unido a lo divino, cae en su trampa.

Os lo repito: mientras sigue rugiendo, es poco peligroso, pero cuando, después de haberse hecho oír, calla, entonces el peligro llega al punto culminante: calla porque ha descubierto vuestro punto débil y vuestras costumbres, y ya está listo para arrojarse sobre vosotros. Vigilad. Si sobre vosotros brilla la Luz de Dios, ella os ilumina y no hace falta nada más. Pero, si vivís en las tinieblas, permaneced anclados en la fe y no os alejéis de ella por ningún motivo. ¿Todo os parece muerto y anulado? Decíos a vosotros mismos: “No, todo es como antes”. Decidle a Satanás: “No, todo es como antes”.

¡Cuántos han padecido vuestras mismas torturas antes que vosotros! Las han padecido “vuestros hermanos esparcidos por todo el mundo”, vuestros hermanos en el mundo. Entiendo aquí por mundo, no tanto esta Tierra en la que vivís, y todos sus habitantes, mundo es la comunión de todos los seres vivos. Digo “de todos los seres vivos”, o sea de todos los que están en la Vida eterna, tras haber querido y sabido permanecer en la “Vida” mientras estaban en la Tierra.

Pues bien, estos hermanos vuestros, esparcidos como flores eternas en mis paradisiacos jardines, no solo recuerdan sus luchas pasadas – y, por lo tanto saben comprender las vuestras -, sino que por la Caridad que ya constituye toda su Vida en la bienaventuranza, sufren porque os ven sufrir. Es este, un sufrimiento por Amor, que no empaña su júbilo, más que introduce en él un matiz de vehemente caridad que les lleva a apiadarse de vuestros afanes y socorrerlos. El Cielo entero está desplegado sobre vosotros, que estáis luchando por mi Nombre y con mi Nombre en el corazón, y os ayuda.

No vayáis más allá de la triple barrera de las virtudes teologales ni de la segura defensa de las cuatros virtudes cardinales. He aquí vuestras defensas: fe, esperanza, caridad; justicia, templanza, fortaleza, prudencia. Contra ellas se quiebran las garras de Satanás y este pierde su aspereza y no puede dañaros.

Cuando el Sol, vuestro Dios, vuelve a brillar sobre vuestras almas victoriosas, que han vencido la atormentada noche, os quedáis asombrados al ver la obra liberatoria que el mismo demonio ha cumplido contra su voluntad, mientras andaba enfurecido a vuestro alrededor, porque en su furia impotente, al poneros a la defensiva ha hecho que las pequeñas imperfecciones, como tiernas hierbas demasiado pisoteadas, murieran definitivamente y que sobre el suelo desnudo descendiera triunfante la Luz, para que creciera con más fuerza vuestra flor, vuestro espíritu, creado para vivir en el Cielo.

Ve en Paz. Vuelve a tu cruz y a tus tinieblas, llevando contigo la Paz, llevando el recuerdo de este Sol. Ve. A pesar de que en estas horas, entre la sexta y la nona, no puedes vernos porque el dolor te enceguece, cree en Mí y en mi Madre.








viernes, 16 de junio de 2017

PROFUNDAS REFLEXIONES SOBRE EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO.


La vida es corta. Dejad de perder el tiempo con malas personas que no os dejan vivir felices.
Si alguien os quiere tener en su vida, os acogerá, no tendréis que luchar para conseguirlo
No permanezcáis con la gente que os desprecia, aprender a apreciar a las personas

  que solo os acompañan en los momentos de felicidad, pero sobre todo
 a las que os acompañan en los peores momentos.

    
       El Santo cura de Ars solía decir que el Sacramento del Matrimonio era un grandísimo Sacramento. Este Sacramento, que es un don de Dios a los hombres tiene, como todos los Sacramentos unas normas que si no se cumplen, anulan todas las gracias que son necesarias para que sea eficaz, y pueda contribuir a la santificación de las almas, de los esposos y de los hijos, para así poder alcanzar la Vida eterna, que es la dicha y el triunfo más importante en la vida de todo ser humano.

     Y esto, como lo hemos dicho, es común a todos los Sacramentos, el Sacramento del Bautismo, a pesar de que nos limpia del pecado Original, y nos predispone para la santidad, es ineficaz si el alma no cumple los mandamientos de la Ley de Dios, y lo mismo ocurre con el Sacramento de la Confirmación, que no sirve para nada, si el alma rechaza todos los consejos que le inspira el Espíritu Santo, o el Orden Sacerdotal, si el Sacerdote no sigue las normas que le exige su Sagrado Ministerio, o las Constituciones del Fundador de la Orden si el Consagrado pertenece a una asociación Religiosa.

          Lo mismo ocurre con el Sacramento de la Penitencia, si un pecador se confiesa, pero no tiene ni arrepentimiento, ni voluntad alguna de enmienda, la absolución del Sacerdote no sirve para nada. Igualmente, el Sacramento de la Extrema Unción, no surtirá efecto si el que va a comparecer en el Juicio de Dios, es un individuo que no cree en la vida eterna.

               Y esto hoy día, es muy importante porque se repite incansablemente, como un “mantra”, "Dios te perdona siempre", pero no se habla del arrepentimiento, que es condición necesaria y suficiente para que se produzca el perdón de Dios y la absolución de los pecados.

                En lo que se refiere al sacramento del Matrimonio, es un asunto mucho más grave, porque como lo vemos en este escrito del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta, el matrimonio implica a varias personas, y también a los posibles hijos, y tiene unas normas muy estrictas, que si no se cumplen, conllevan unas consecuencias dramáticas, y un pecado mortal de Adulterio. Otra cosa importantísima en lo que se refiere a las injusticias provocadas por el Divorcio, que hoy día está aprobado por los gobiernos, y visto completamente normal por mucha gente, y que es una fuente inagotable de un sinfín de injusticias, depravaciones y pecados.

        Y es porque en la mayoría de los casos, los divorcios ocurren por una falta absoluta de espíritu de sacrificio, es decir por hedonismo. La mayoría de los gobiernos actuales, cuyos dirigentes sólo buscan votos para mantenerse en el poder, lo aplican en las leyes para contentar al rebaño de los electores, que solo buscan vida fácil y placer, leyes que siempre aprovecha a los poderosos y van en contra de los pobres y los humildes, en el caso de los divorcios, los sufrimientos mayores son siempre para el cónyuge más pobre y sobre todo para los hijos, que no tienen ninguna culpa.

          Y un abismo del vicio, llamando a otro abismo de pecado, como dice la Biblia, hace que crezca cada vez más la corrupción: después de los divorcios, vienen los abortos; los matrimonios de homosexuales, con los mismos derechos que los matrimonios tradicionales, la eutanasia, la libertad sexual hasta para los niños, el intento de destrucción de la Religión, porque es contraria al hedonismo y predica el sacrificio y la Cruz para alcanzar la Vida eterna, y por esa razón, todos los gobiernos modernos atacan incansablemente a la Religión, ridiculizándola y tratando por todos los medios de acallarla, para intentar apagar la verdadera fe de los creyentes, directamente, o corrompiendo la Jerarquía, labor que lideran las hordas satánicas y toda la clase política atea y llamada “progresista” . 

          Además, el apóstol San Pablo compara el amor de los esposos, que en la unión material para la procreación, se transforman en una misma carne, con la unión mística y espiritual entre Jesús-Dios y su Iglesia, que se transforman en un mismo Espíritu, es la fusión del alma de los Santos en el Cielo con su Creador, que serán dioses, no por naturaleza, pero si por Amor.
     




SEXTO DISCURSO DE LA MONTAÑA DE JESÚS
LA ELECCIÓN ENTRE EL BIEN Y EL MAL:
EL ADULTERIO; EL DIVORCIO


        
[…] Jesús sonríe y empieza a hablar:

“Habéis oído que fue dicho antiguamente: “No cometerás adulterio”. Los que, de vosotros ya me han oído en otro lugar saben que en otras ocasiones he hablado de este pecado. Pues bien, fijaos para Mí se trata de un pecado que no toca solo a una persona sino a dos y tres. Me explico. El adúltero peca respeto a sí mismo, peca respecto a su cómplice, peca al llevar a su mujer al pecado, o el marido traicionado, el cual o la cual pueden llevar a su vez desesperarse o cometer un delito. Esto por lo que se refiere al pecado ya consumado. Pero digo más: digo que no solo el pecado consumado, sino el deseo de consumarlo es ya pecado.

¿Qué es el adulterio? Es desear febrilmente aquel que no es nuestro, o a aquella que no es nuestra, se empieza a pecar con el deseo, se sigue con la seducción, se completa con la persuasión, y se corona con el acto.

¿Cómo se empieza? Generalmente con una mirada impura. Esto se enlaza con lo que antes decía. El ojo impuro ve lo que a los puros les está celado, por el ojo entra la sed en la garganta, el hambre en el cuerpo, la fiebre en la sangre. Ahora bien, el que padece este delirio, si el otro – la persona objeto de la mirada – es honesto, se queda solo, revolcándose en sus carbones encendidos, o termina difamando, para vengarse, pero si el otro es deshonesto responderá a la mirada, empezando así el descenso hacia el pecado.

Por tanto, os digo: “El que haya mirado a una mujer con concupiscencia ha cometido ya adulterio con ella, porque su pensamiento ha cometido ya el acto de su deseo”. Antes que esto, si tu ojo derecho te ha sido motivo de escándolo, sácatelo y arrójalo lejos de ti. Más te vale quedarte tuerto que hundirte en las tinieblas infernales para siempre. Y si tu mano derecha ha pecado, ampútala y arrójala. Más te vale tener un miembro menos que pertenecer entero al infierno. Es verdad que he dicho que los deformes no podrán seguir sirviendo a Dios en el Templo, pero pasada esta vida, los deformes de nacimiento santos, o los deformes por virtud, serán más hermosos que los ángeles y servirán a Dios, amándole en el gozo del Cielo.

Se os dijo también: “Quienquiera que repudie a su mujer le dará libelo de divorcio”. Pues bien, esto debe de ser reprobado. No viene de Dios. Dios dijo a Adán: “Esta es la compañera que te he formado. Creced y multiplicaos sobre la Tierra, llenadla y dominadla”. Y Adán, lleno de inteligencia superior porque el pecado no había todavía ofuscado su razón – que había salido de Dios perfecta - , exclamó: “ ¡Por fin, hueso de mis huesos y carne de mi carne! Esta se llamará Varona, o sea, otro yo, porque fue sacada del hombre. 

Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y serán los dos una sola carne”. Y la eterna Luz, en su creciente esplendor de luces, aprobó con una sonrisa lo que había dicho Adán, lo cual vino a ser la primera, imborrable Ley. Pues bien, el hecho de que, por la versatilidad cada vez mayor del hombre, tuviera que poner un freno y decir: “Pero si la has repudiado no puedes volver a tomarla”; ello no cancela la primera, genuina ley, nacida en el Paraíso terrenal y aprobada por Dios.

Os digo: “Quienquiera que repudie a su propia mujer, excepto el caso de probada fornicación, la expone al adulterio”. Porque, efectivamente, ¿qué hará en el noventa por cien de los casos la mujer repudiada? Se casará de nuevo. ¿Con qué consecuencias? ¡Mucho habría que decir acerca de esto! ¿No sabéis que podéis provocar con este sistema incestos involuntarios? ¡Cuántas lágrimas derramadas por la lujuria! Sí, lujuria. No tiene otro nombre. Sed francos. Todo se puede superar cuando el espíritu es recto, más todo se presta a ser motivo de satisfacción de la carnalidad cuando el espíritu es lujurioso.

La frigidez femenina, la pesadez de ella, la falta de habilidad respecto a las labores de la casa, la lengua criticona, el amor al lujo… todo se supera, incluso las enfermedades e incluso la irascibilidad, si se ama santamente. Pero dado que después de un tiempo, no se ama como el primer día, lo que es más que posible, se ve imposible, y se pone en la calle a una pobre mujer, abocada a la perdición. Comete adulterio quien la rechaza. Comete adulterio quien se casa con ella después del repudio.

Solo la muerte rompe el matrimonio. Recordad esto. Y, si vuestra elección ha sido desafortunada, cargad con las consecuencias como cruz, siendo dos infelices, pero santos, y sin hacer de los hijos – que, siendo inocentes, son los que más sufren por estas situaciones desgraciadas – unos infelices aún mayores que vosotros. El amor a los hijos debería haceros meditar muchas veces, muchas, incluso en el caso de la muerte del cónyuge. ¡Oh, si supierais contentaros con aquel que habéis tenido y al que Dios ha dicho: “Basta”! ¡Oh, si supierais vosotros, viudos, vosotras viudas, ver en la muerte no una mengua sino una elevación a mayor perfección como procreadores! Ser padre o madre – además de lo que ya se es – en lugar del padre o la madre muertos. Ser dos almas en una. Recoger el amor hacia los hijos del labio helado del cónyuge agonizante y decir: “Ve en paz. No temas por los que de ti vinieron. Yo los seguiré amando por ti y por mí, amándoles doblemente. Seré padre y madre. No se sentirán infelices bajo el peso de su orfandad, ni sentirán los innatos celos de los hijos de cónyuges unidos en segundas nupcias respecto a aquel, o a aquella, que ocupa el sagrado lugar de la madre, o del padre, que Dios llamó a otra morada.

[…] No tengáis anticaridad, pero tampoco imprudencia. Os acabo de decir: “Extended vuestra mano a los que están cansados, a los que no saben, a los que se encuentran en las redes de las súbitas desilusiones”. Más, si es caridad enseñar a los que no saben, infundir ánimo a los que están cansados, dar nuevas alas a aquellos que por muchas causas las han quebrantado, es imprudencia revelar verdades eternas a los que están infectados de satanismo, que se apoderan de ellas para pasarse por profetas, infiltrarse entre las personas sencillas, corromper, descarriar, ensuciar sacrílegamente las cosas de Dios. Respeto absoluto, saber hablar y callar, saber reflexionar y actuar: estas son las virtudes del verdadero discípulo para hacer prosélitos y servir a Dios. Tenéis una razón. Si sois justos, Dios os dará todas sus luces para guiar aún mejor vuestra razón.

Pensad que las verdades eternas son semejantes a perlas y nunca se ha visto arrojar perlas a los cerdos, que prefieren las bellotas y una papilla fétida antes que las perlas preciosas: las pisotearán sin piedad, para después, con la furia propia de quien habría sido objeto de burla, revolveros contra vosotros para despedazaros. No deis las cosas santas a los perros. Esto vale para ahora y para el futuro.

Muchas cosas os he dicho, hijos míos. Escuchad mis palabras: quien las escucha y las pone en práctica es semejante a un hombre reflexivo que, queriendo construir una casa, eligió un lugar rocoso. Sin duda le costó construir los cimientos. Tuvo que trabajar a base de pico y cincel, hacerse callos en las manos, cansar sus lomos. Pero luego pudo colar su argamasa en los huecos abiertos en la roca, y meter en ella los ladrillos bien apretados, como una muralla de baluarte, y así la casa se fue alzando sólida como un monte. Vinieron las inclemencias del tiempo, los turbiones; las lluvias desbordaron los ríos, silbaron los vientos, azotaron las olas… y la casa resistió todo. Así es el hombre que tiene una fe bien cimentada. Sin embargo, quien escucha con superficialidad y no se esfuerza en guardar en su corazón mis palabras – porque sabe que para hacerlo debería esforzarse, padecer dolor, extirpar demasiadas cosas – es semejante a aquel hombre que por pereza y necedad edifica su casa sobre la arena. En cuanto llegan las inclemencias, la casa, pronto construida, cae pronto, y el necio se queda mirando, desolado, sus ruinas y la pérdida de su capital. Pues bien, en nuestro caso es peor que un derrumbamiento – que se podría, no sin gastos y esfuerzos, reparar todavía - ; en este caso una vez derrumbado el edificio mal construido de un espíritu, nada queda para volver a edificarlo.

En la otra vida, no se construye ¡Ay del que se presente allí con escombros!


He terminado. Me encamino hacia abajo, hacia el lago. Os bendigo en nombre de Dios uno y trino. Mi paz descienda sobre vosotros”. Pero la muchedumbre grita: “Vamos también nosotros. ¡Déjanos ir contigo! ¡nadie habla como Tú!”. Y se encamina también la gente siguiendo a Jesús, que baja no por la parte por la que ha subido, sino por la opuesta, que va en línea recta hacia Cafarnaúm.

La bajada es muy inclinada, pero se recorre muy rápidamente, y pronto llega a los pies del monte, que se extiende sobre una pradera verde y florida.

martes, 13 de junio de 2017

SUBLIMES DISCURSO DE JESÚS A LOS APÓSTOLES Y A LOS SACERDOTES

Reunión de los Obispos con el Papa Benedicto



           Los Sacerdotes son las estrellas del Cielo, puestos por Dios para iluminar las tinieblas de la noche y marcar el rumbo que han de seguir los fieles para orientarse hacia el Camino que lleva a la Vida Eterna. Son las estrellas que guían a los navegantes de noche para llegar a buen Puerto. 

        Muchas de esas estrellas ya no alumbran porque el Dragón Infernal ha barrido con su cola la tercera parte de estas estrellas, ya que sabe que así, muchas almas incautas se quedarán desorientadas, y así le será mucho más fácil llevarlas a su rebaño. 





Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta

(Advertencia a los Queiruganos; Massiánicos; Künguistas, relativistas y progresistas, Teólogos de la Secularización; y los que se creen elegidos e iluminados)


              Dice Jesús:

         (...) Vosotros sois un grupo de personas, pero formáis un núcleo, o sea, una sola cosa. Por tanto, sois un complejo que se forma como ente, y que debe de ser estudiado en sus características singulares, más o menos buenas, para formarle, amalgamarle, quitarle las aristas, enriquecer sus lados poliédricos y hacer de él una única cosa perfecta. Por tanto, Yo os estudio incluso cuando dormís.

¿Qué sois vosotros? ¿Qué tenéis que llegar a ser? Vosotros sois la sal de la Tierra; tales debéis llegar a ser; sal de la Tierra. Con la sal se preservan las carnes de la corrupción y no solo la carne, sino muchos otros alimentos. Pero, ¿acaso podría la sal salar si no fuera salada? Yo quiero salar al mundo con vosotros, para sazonarlo de sabor celeste. Pero, ¿Cómo podréis salar si perdéis el sabor?

¿Que os hace perder el sabor celeste? Lo que es humano. El agua del mar, del verdadero mar, no es buena para beber de lo salada que es ¿no es verdad? Y a pesar de todo, si uno coge una copa de agua de mar y la echa en una hidria de agua dulce, puede beber, porque el agua de mar está tan diluida que ha perdido su acritud. La humanidad es como el agua dulce que se mezcla con vuestra salinidad celeste. Aún más; suponiendo que se pueda derivar un río del mar e introducirlo en el agua de este lago, ¿acaso podríais volver a encontrar ese hilo de agua salada? No. Habría quedado perdido entre tanta agua dulce. Esto sucede con vosotros cuando hundís vuestra misión, mejor dicho, la sumergís en mucha humanidad. Sois hombres. Sí. Lo sé. Pero ¿y quien soy Yo? Yo soy aquel que tiene consigo toda la fuerza. Y ¿qué hago Yo? Os comunico esta fuerza puesto que os he llamado. Pero ¿para qué sirve esta fuerza que os comunico si la desparramáis bajo avalanchas de sentido y de sentimientos humanos?

Vosotros sois, debéis ser, la luz del mundo. Os he elegido: Yo, Luz de Dios, entre los hombres, para continuar iluminando al Mundo una vez que he vuelto al Padre. Pero ¿Podréis iluminar si no sois más que unos candiles apagados o humeantes? No. Es más, con vuestro humo – peor es el humo vagaroso que la absoluta muerte de una mecha – entenebreceríais ese vestigio de luz que aún pueden tener los corazones, ¡Oh, desdichados aquellos que buscando a Dios, se dirijan a los Apóstoles y en vez de luz obtengan humo! Sacarán de ello escándalo y muerte. Ahora bien, los Apóstoles indignos recibirán maldición y castigo.

“¡Habéis sido llamados para grandes cosas, pero al mismo tiempo, tenéis un grande, tremendo compromiso! Acordaos de que a aquel a quien más se le da más está obligado a dar. Y a vosotros se os da el máximo, en instrucción y en don. Sois instruidos por Mí, Verbo de Dios, y recibís de Dios el don de ser los “discípulos”, o sea, los continuadores del Hijo de Dios. Quisiera que esta elección vuestra fuera siempre objeto de vuestra meditación, y que continuarais escrutándoos y sopesándoos… y si uno siente que es apto para ser fiel – no quiero ni siquiera decir: “si uno no se siente más que pecador e impenitente”, digo solo: “si uno se siente apto para ser sólo un fiel” – pero no siente en sí el nervio del Apóstol, que se retire. El mundo, para sus amantes, es muy vasto, bonito, suficiente, vario. Ofrece todas las flores y todos los frutos aptos para el vientre y para el sentido. Yo no ofrezco más que una cosa: La Santidad.

Esta, en la Tierra es la cosa más angosta, pobre, abrupta, espinosa, perseguida que hay. En el Cielo su angostura se vuelve inmensidad; su pobreza, riqueza; su espinosidad, alfombra florida; su escabrosidad, sendero liso y suave; su persecución, paz y beatitud. Pero aquí, ser Santo supone un esfuerzo  heroico. Yo no os ofrezco más que esto.

¿Queréis permanecer conmigo? ¿No os sentís capaces  de hacerlo? ¡Oh, no os miréis asombrados o apenados! Aún muchas veces me oiréis hacer esta pregunta, cuando la oigáis, pensar que mi corazón al hacerlo llora, porque se siente herido ante vuestra sordera ante la vocación. Examinaos entonces, y luego juzgad con honestidad y sinceridad y decidid. Decidid para no ser réprobos. Decid: “Maestro, amigos, me doy cuenta de que no estoy hecho para este camino. Os doy un beso de despedida y os digo: Rogad por mi”. Mejor es esto que  traicionar. Mejor esto…

¿Qué decís? ¿A quien traicionar? ¿A quien? A mí. A mi Causa, o sea a la causa de Dios, porque Yo soy uno con el Padre, y con vosotros. Si, os traicionaríais. Traicionaríais vuestra alma, dándosela a Satanás. ¿Queréis seguir siendo hebreos? Pues Yo no os fuerzo a cambiar. Pero no traicionéis. No traicionéis a vuestra alma, al Cristo y a Dios. Os juro que ni Yo ni mis fieles os criticarán, como tampoco os señalarán con el dedo para desprecio de las turbas fieles. Hace poco un hermano vuestro ha dicho una gran palabra: “Nuestras llagas y las de los que amamos, uno trata de mantenerlas escondidas”. Pues bien, quien se separase sería una llaga, una gangrena que, nacida en nuestro organismo apostólico, se desprendería por necrosis completa, dejando un signo doloroso que con todo cuidado mantendríamos escondido.

        No, no lloréis, vosotros los mejores, no lloréis. Yo no os guardo rencor, ni soy intransigente por veros tan lentos. Os acabo de tomar y no puedo pretender que seáis perfectos. Pero ni siquiera lo pretenderé dentro de unos años, después de decir cien y doscientos veces la misma cosa...Es más, escuchad: pasados unos años, seréis, por lo menos algunos, menos ardorosos que ahora que sois neófitos.

          La vida es así...la humanidad es así...Pierde el ímpetu después del arranque inicial.

        Pero, (Jesús se levanta improvisamente) os juro que Yo venceré. Depurados por natural selección, fortificados por una mixtura sobrenatural, vosotros, los mejores, seréis mis héroes, los héroes del Cristo, los héroes del Cielo. El poder de los Césares será polvo respecto a la realeza de vuestro Sacerdocio. Vosotros, pescadores de Galilea, vosotros, ignotos Judíos, vosotros, números entre la masa de los hombres presentes, seréis más conocidos, aclamados, venerados, que César y que todos los Césares que tuvo y que tendrá la Tierra. Vosotros, conocidos, vosotros benditos en un próximo futuro y en el más remoto de los siglos, hasta el fin del Mundo. Para este sublime destino os elijo, a vosotros que sois honestos en la Voluntad, y para que seáis capaces de él, os doy las líneas esenciales de vuestro carácter de Apóstoles.

      Estad siempre vigilantes y preparados. Vuestros lomos estén siempre ceñidos, y vuestras lámparas encendidas, como es propio de quienes de un momento a otro tienen que partir o acudir al encuentro de uno que llega. Y la verdad, es que vosotros sois, seréis, hasta que la muerte os detenga, los incansables peregrinos que van en busca de los errantes; y hasta que la muerte la apague, vuestra lámpara debe ser mantenida alta y encendida para indicar el camino a los extraviados que van hacia el redil de Cristo.

      Tenéis que ser fieles al Dueño que os ha colocado en cabeza para este servicio. Será premiado aquel siervo que el Dueño encuentre siempre vigilante y la muerte sorprenda en estado de Gracia. No podéis, no debéis decir: "Soy joven. Tengo tiempo de hacer esto o aquello y luego pensar en el Dueño, en la muerte, en mi alma". Mueren tanto los jóvenes como los viejos, los fuertes como los débiles, y viejos y jóvenes, fuertes y débiles están igualmente sujetos al asalto de la tentación.

          Tened en cuenta que el alma puede morir antes que el cuerpo y podéis llevar en vuestro caminar, sin saberlo, un alma putrefacta. ¡Es tan insensible el morir de un alma! Como la muerte de una flor, sin un grito, sin una convulsión...inclina solo su llama como corola cansada y se apaga.

        Después, mucho después, alguna vez, inmediatamente después otras veces, el cuerpo advierte que lleva dentro un cadáver verminoso, y se vuelve loco de espanto y se mata por huir de ese connubio... ¡Oh, no huye! Cae exactamente con su alma verminosa sobre un bullir de sierpes en la Gehena. No seáis deshonestos como intermediarios o leguleyos que se ponen de parte de dos clientes opuestos.

      No seáis falsos como los politicastros que llaman "amigo" a este o a aquel, y luego son enemigos de ambos.   

      No penséis actuar de dos modos. De Dios nadie se burla. A Dios no se le engaña. Comportaos con los hombres como os portáis con Dios, porque una ofensa a los hombres es como si hubiera sido hecha a Dios. Desead ser vistos por Dios como deseáis ser vistos por los hombres. Sed humildes. No podéis acusar a vuestro Maestro de no serlo. Haced como hago Yo. Humildes, dulces, pacientes. El mundo se conquista con eso, no con violencia y fuerza.

    Sed fuertes y violentos contra vuestros vicios, eso sí, arrancadlos de raíz, a costa incluso de dejaros desgarrados pedazos de corazón.  Hace unos días os he dicho que vigiléis las miradas, más no lo sabéis hacer. Os digo: Sería mejor que os quedarais ciegos arrancándoos los ojos inmoderados que acabar siendo lujuriosos.

        Sed sinceros. Yo soy Verdad en las cosas excelsas y en las humanas. Deseo que también vosotros seáis auténticos. ¿Por qué andarse con engaños conmigo o con los hermanos o con el prójimo? ¿Por qué jugar con engaño? ¡Tan orgullosos como sois y no tenéis el orgullo de decir: “Quiero que no me puedan considerar mentiroso”? Y sed auténticos con Dios. ¿Creéis que le engañáis con formas de oraciones largas y vistosas? ¡Pobres hijos! ¡Dios ve el corazón! Haced el bien castamente. Me refiero también a la limosna. Un Publicano ha sabido hacerlo antes de su conversión. ¿Y vosotros, no vais a saber hacerlo? Si, te alabo Mateo por la casta limosna semanal de la que solo Yo y el Padre sabíamos que era tuya. Y te cito como ejemplo. Esto también es castidad, amigos (…)

    El acto bueno es virgen cuando resulta exento de connubio con pensamiento de alabanza y de estima, o exento de soberbia. Sed fieles esposos de vuestra vocación a Dios. No podéis servir a dos señores. El lecho nupcial no puede acoger a dos esposas contemporáneamente. Dios y Satanás no pueden compartir vuestros amorosos abrazos. El hombre no puede, como tampoco lo pueden ni Dios ni Satanás, compartir un triple abrazo en antítesis entre los tres que se lo dan.

         Manteneos al margen del hambre de oro, como de hambre de carne, como de hambre de poder. Satanás os ofrece esto. ¡Oh, sus falaces riquezas! Honores, éxito, poder, abundancias: mercados obscenos cuya moneda es vuestra alma.

        Contentáos con lo poco. Dios os da lo necesario. Basta. Esto os lo garantiza, de la misma forma que se lo garantiza al ave del cielo y vosotros  valéis mucho más que los pájaros. Más Dios quiere de vosotros confianza y morigeración. Si tenéis confianza, no os defraudará; si tenéis morigeración, su don diario os bastará. No seáis paganos, siendo de nombre, de Dios. Paganos son aquellos que, más que a Dios, aman el oro y el poder para aparecer como semidioses. Sed Santos y seréis semejantes a Dios eternamente. No seáis intransigentes. Todos sois pecadores; por tanto, quered ser con los demás como querríais que los demás fueran con vosotros, o sea, llenos de compasión y perdón.

       No juzguéis ¡Oh, no juzguéis! Ya veis – a pesar de que hace poco estáis conmigo – cuantas veces, siendo inocente, he sido ilícitamente mal juzgado y acusado de pecados inexistentes. El mal juicio es ofensa, y solo los verdaderos santos no devuelven ofensa por ofensa. Por tanto, absteneos de ofender por no ser ofendidos. Así no faltaréis ni a la caridad, ni a la santa, amable, suave humildad. La enemiga de Satanás junto con la castidad. Perdonad, perdonad siempre. Decid: “Perdono, Padre, para que Tu perdones mis infinitos pecados”. Haceos mejores cada hora que pase, con paciencia, con firmeza, con heroicidad. ¿Quién puede deciros que llegar a ser buenos no sea penoso? Es más, os digo: es el mayor de todos los esfuerzos. Pero el premio es el Cielo; por tanto, merece la pena consumirse en este esfuerzo.

      “Y amad, ¡Oh, ¿Qué palabra debería decir para induciros al Amor?! No existe ninguna que sea adecuada para convertiros a él, ¡Oh, pobres hombres a los que Satanás azuza! Entonces, he aquí que Yo digo: “Padre, acelera la hora del lavacro. Esta tierra está seca. Este rebaño tuyo está enfermo. Más hay un rocío que puede aplacar la aridez y limpiar. Abre, abre su fuente. Ábreme a Mí, ábreme. Padre, Yo ardo por hacer Tu deseo, que es el Mío y el del Amor Eterno. ¡Padre!, ¡Padre!, ¡Padre! Dirige tu mirada sobre tu Cordero y sé Tú su Sacrificador”.

     Jesús se manifiesta verdaderamente inspirado. Erguido en pié, con los brazos extendidos en cruz, el rostro hacia el cielo, con el azul del lago detrás, con su vestido de lino, parece un Arcángel orante. Se me anula la visión en el momento de este acto suyo.





   

sábado, 10 de junio de 2017

PROFUNDO EXAMEN DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA IGLESIA Y DE LA MENTALIDAD DE LOS FIELES, QUE HAN QUEDADO ANESTESIADOS.





Estas palabras del Padre Willie  de la Parroquia Santa Bernardita de San Juan de Puerto Rico, son un análisis de la espiritualidad de la Iglesia actual y de sus fieles, que han cambiado de mentalidad si se compara con la fe del Pueblo de hace 50 años.

Las causas son bien evidentes: La Religión para muchos ha quedado reducida a un simple precepto, y se ha olvidado que exige de nosotros una total transformación de nuestra conducta de hombre viejo, volviendo a renacer a la vida espiritual como lo dijo Jesús a Nicodemo. La mayoría de la gente huye de la Cruz, que es el instrumento necesario para alcanzar la Santidad. Es el hedonismo imperante que ha retirado a Dios de las Conciencias, y ha abierto la puerta a Satanás.

Las consecuencias son desastrosas, el mundo se ha convertido en un lugar de vicio y de pecado, con leyes propiciadas por los políticos de turno que para captar votos que los mantengan en el poder, miman a la gran mayoría del Pueblo que solo piensa en el consumismo y huye de todo sacrificio.

La Religión Católica es despreciada y ridiculizada por esos políticos y sus partidarios porque condena sus costumbres, y transmite la Luz de Cristo que ilumina sus pecados y sus aberraciones. 

Y así, poco a poco, al eliminar las Leyes de Dios, se comete otra vez el deicidio como cuando mataron a Cristo en la Cruz, con la diferencia que ahora no habrá una segunda Resurrección, y estamos por eso viviendo con las señales precursoras del fin de los tiempos, con la venida del Anticristo. 





viernes, 9 de junio de 2017

CUANDO ACTUALMENTE EL PUEBLO SE VUELVE DEICIDO, YA NO PUEDE HABER UNA SEGUNDA RESURRECCIÓN, ENTONCES VENDRÁ EL FIN DEL MUNDO


La destrucción del Templo Jerusalén por los romanos que provocó
la diáspora del Pueblo Judío


Cuando la aberración del Pueblo ha colmado la santa Paciencia de Dios, se produce entonces su intervención directa: es lo que ocurrió con el diluvio, con Sodoma y Gomorra, con la destrucción del Templo de Jerusalén, que ha desgajado la rama muerta del Pueblo Judío, que no ha querido reconocer a Jesús como el Mesías.

Ya se están vislumbrando las señales precursoras del fin del mundo con la venida del Anticristo, basta ver todas las guerras y persecuciones contra los Cristianos, el hambre y las enfermedades, la aprobación de leyes criminales como el aborto, o abominables como el matrimonio homosexual, la aparición de falsos profetas que predican un nuevo evangelio, intentando con el relativismo anular toda la tradición cristiana. 


¡Cayó la gran Babilonia!

Lectura del libro del Apocalipsis 18, 1-2. 21-23; 19, 1-3. 9ª



Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón:

-«¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante! »

Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo:

-«Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones. »

Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban:

-«Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran prostituta que corrompía a la tierra con sus fornicaciones, y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos.» 
"Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero." »
 Y repitieron:
-«Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos.»
Luego me dice: 
-«Escribe:

 La gran Babilonia, simboliza a toda la Tierra, que se ha corrompido por todos los pecados de la humanidad, primero por la desobediencia a las leyes de Dios, poniendo las leyes y los apetitos desordenados del hombre, que están viciados por la herencia de Adán, en lugar de sus Mandamientos, que son perfectos y que son la fuente de felicidad en esta Tierra y en la Vida Eterna.

Estas leyes divinas están marcadas a fuego en la conciencia de cada ser humano, y también en la razón natural que nos indica que el egoísmo, y la falta de amor a nuestros semejantes, son la causa de las injusticias, son los dos testigos, que la Gran Babilonia ha matado, para satisfacer todos los vicios del hombre: Es la ley del más fuerte, la de “Quítate tú para que me meta yo”, produciendo el triunfo del más fuerte y la miseria del más débil.

La gran prostituta simboliza a toda la humanidad corrupta, que persigue a los que son fieles a Dios, porque con su santa obediencia denuncian sus malas obras, es la lucha encarnizada desde la derrota de Lucifer por el Arcángel San Miguel, que lo precipitó del Cielo a la Tierra, en donde actúa, como un depredador carroñero, para limpiar este mundo de las almas putrefactas, que tienen el alma muerta y que no pueden volver al camino de Dios.

Su misión en esta Tierra, es como  la de los buitres, chacales y las hienas limpiar este mundo cada vez más corrompido de todas las almas contaminadas, que en la naturaleza material, son los animales enfermos, tarados o muertos, para dejar la tierra limpia de impurezas. En la naturaleza espiritual, ocurre una cosa similar, Satán y sus ángeles está encargados de limpiar este mundo sobrenatural de todas las almas impías que son las que tienen el alma putrefacta, enferma, tarada, o infectada por una enfermedad incurable.

Y de la misma manera que se entabló una lucha en el Cielo, y Lucifer y sus ángeles fueron precipitados a la Tierra para cumplir la misión de apartar a las almas corrompidas e insalvables, Dios intervendrá al final de los tiempos, cuando la humanidad entera esté ya corrompida, como ocurrió con El Diluvio y con Sodoma y Gomorra, para aniquilar lo que está podrido, y Salvar a los pocos justos que quedarán como ocurrió con Lot y Noé y su familia.

De la misma manera que en el Cielo intervino Miguel para apartar a los ángeles buenos de los malos, volverá a la Tierra para derrotar a la gran Ramera, hija de Lucifer, para precipitarla con los corruptos, idolatras, asesinos y todos sus seguidores al Infierno, y así quedará por fin toda la Creación terminada, Santa y limpia de todo pecado para disfrutar en el Reino eterno de Dios. Quedarán también por fin prisioneros en la Gehena, tanto los ángeles caídos, como sus hijos, los condenados para toda la Eternidad.


SALMO RESPONSORIAL 99, 2. 3. 4. 5 
  
R. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos, dándole gracias
y bendiciendo su nombre. R.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.


Este es el himno de alegría, de agradecimiento y de alabanza al Dios Todopoderoso, vencedor de las terribles fuerzas del mal, que han sido derrotadas para toda la eternidad. Se acabó para siempre el hambre, la sed, el sufrimiento, las envidias, los celos, la concupiscencia, los abusos, la mentira, será un Reino de perfección y de alegría inmensa, reino imperecedero, ante el cual, el mundo y todos sus atractivos aparecerán como pobreza y miseria.



Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito.

¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! 
Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. 

Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. 

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.

Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»


Esta es la descripción de la destrucción de Jerusalén, que Jesús describe con detalle, pero que también es una prefigura del fin del mundo, la primera parte parece referirse a la destrucción de Jerusalén por los romanos, tremendo castigo por no reconocer al Mesías, lo que ocasionó la diáspora de Israel.

El ¡Ay de las que estén encintas o criando!, se refiere según San Juan de la Cruz a las almas que alberguen pecados o que estén practicándolos.

La segunda parte parece referirse al fin de los tiempos, con señales terribles en la naturaleza como cataclismos en el cielo, y estruendos en el mar, eso es la Señal del fin del mundo, cuando la naturaleza hecha por Dios para los hombres, en vista de su corrupción, se rebelará contra los impíos. Y como el lenguaje espiritual, utiliza para expresarse imagenes de la Creación, que son hechas a imagen y semejanza de Dios, el sol significa a Ley de Dios, la luna y la estrellas son los encargados de iluminar a los fieles, el mar y el oleaje simbolizan la mentira que será cada vez más agresiva.

Y es por eso que en la Biblia se dice que Dios puso un límite al mar diciendo: "Hasta aquí se romperá el orgullo de tus olas", y en el Apocalipsis se lee que en la nueva Creación el mar no existirá ya, palabras que desmontan todas las sectas como los Testigos de Jehová, y tantas otras que dicen que el Reino de Dios estará en este mundo.

Para los elegidos será la señal de la venida inminente del Reino de Dios, y su liberación definitiva.





jueves, 8 de junio de 2017

LA PREDICACIÓN DEL HEDONISMO POR MUCHOS FALSOS PASTORES, CONDUCE LAS ALMAS AL ABISMO


ESE CACTUS SIN ESPINAS OFRECE FLORES MUY RARAS
PORQUE LAS FLORES MÁS HERMOSAS SE DAN EN
 ESAS PLANTAS QUE TIENEN ESPINAS




     Dice San Juan de la Cruz, que Satán que es el padre de la mentira y el germen de todo pecado, nunca introduce su doctrina bajo el aspecto del mal, porque sabe de sobra que el mal conocido, nunca será admitido. El Santo doctor, compara este procedimiento con la introducción de la aguja, que representa la verdad, para así poder introducir el hilo que representa la mentira y el pecado.

     Luego, una vez introducida la mentira, le es relativamente fácil persuadir a la persona contaminada para persistir en el error, y "un abismo llamando a otro abismo" (como así lo dice la Biblia), lograr la perdición del alma, arrebatándola a Dios. Y así, poco a poco, el alma intoxicada, va cayendo en aberraciones cada vez más increíbles, porque, apartada de la fuente de la luz de Dios, va caminando en la oscuridad de Satán, va desvariando y andando por senderos que conducen al precipicio.

     Por eso, se producen cada vez más errores y pecados, así asistimos a la proliferación de sectas de lo más variopintas, como las que creen en la reencarnación, la presencia de extraterrestres ocultos entre nosotros, o viviendo en el interior de la tierra, circulando por túneles secretos que unen los continentes, como me lo decía hace tiempo el miembro de una secta, ¡que se decía tradicionalista Católica!

     Estas aberraciones, las podemos observar en todos los ámbitos de nuestra Sociedad y de la política. La ley de despenalización del aborto, que al principio era solo para casos de malformación del feto o en caso de violación, se  convirtió en la época del Presidente Socialista Zapatero, en un "coladero" para abortar libremente hasta el sexto o séptimo mes, con la complicidad de las clínicas abortistas que se lucraban con esta permisividad.

     La ley de la "muerte digna", que parecía querer aprobarse para aliviar los sufrimientos, al final, se aplicará para eliminar a los ancianos que son una carga para la sociedad. La ley del matrimonio homosexual, que parece aplicarse para dar los mismos derechos a todos, en realidad no deja de ser una aberración por llamarla así, ya que Dios instituyó este Sacramento entre hombre y mujer, y dijo en la biblia: "No tendrás relaciones con hombre como si fuera mujer, es abominable".

    (En realidad cada ser es libre, pero no se puede institucionalizar una acción que va en contra de la ley natural y de la Ley de Dios, que siempre van unidas, y que nunca se contradicen entre ellas).

     La ley de la "Educación Para la Ciudadanía", que quiere educar a cada persona con los puntos de vista del gobierno de turno, en lo que se refiere a la moral y las costumbres que le gustan a ese gobierno, cuando en realidad, este deber incumbe a los padres. "A sus frutos los conoceréis", dijo Jesús-Dios, todas esas leyes conllevan un mal para la sociedad porque la desestabiliza, y la empobrece.

     La ley de la permisividad del aborto, es mala en sí, porque trae con ella la muerte de la sociedad, ya que la falta de natalidad debilita el País, y hace la situación económica insostenible, porque un trabajador tendría que sostener a varios mayores, ya que no hay nacimientos, lo que produce a la larga la quiebra de ese País.

     La ley del matrimonio homosexual, tiene en sí varios germenes que conducen a tribulaciones para los contrayentes y sobre todo para los hijos adoptados: Los contrayentes: porqué están viviendo en contradicción con la doctrina de Dios, que es la salud del alma y por esa razón, en perpetuo odio contra sus enseñanzas. Los hijos, porqué en las escuelas, serán la burla de los hijos de las parejas normales, y quedarán marcados para toda la vida, a pesar de la Ley de Educación Para la Ciudadanía, lo que hará que, poco a poco, por rebeldía se transformen ellos mismos en homosexuales, por el ejemplo de sus padres que no son sus progenitores, y por el dolor y la rabia de verse humillados.

     Esa ley de E.P.C. es mala en sí, porqué enseña valores completamente opuestos a los mandamientos de las Leyes de Dios, y se entremete en la vida privada de las personas, predicando deberes y costumbres de un partido político ateo, que quiere que sean admitidos por todos, lo que conculca la libertad de conciencia de las personas, impidiendo su libre albedrío. Partido que si pierde las elecciones, hace que esa ley sea  sustituida por otra, en  acorde con un nuevo partido, lo que provoca un galimatías, y una gran confusión y aberración.

     Vemos pues que todo lo que impone un partido político para satisfacer el hedonismo de la sociedad y así recaudar votos, es malo en sí, porque va contra la ley de Dios, que predica todo lo contrario: el sacrificio que es necesario para criar a los hijos, educarlos cristianamente y soportar con abnegación el trabajo que nos impone el amor y el respeto a los demás.

      Se deduce que no cumplir con la ley de Dios, es volver a comer de la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal, fruta envenenada que provoca la muerte del alma que había sido costosamente rescatada por Jesús-Dios. Esa fruta se llama hoy día "hedonismo", y contiene una toxina mortal que, como lo hemos visto, conduce a la quiebra de la Sociedad y a la muerte del alma y sobre todo, odio a los mandamientos de la ley de Dios, porque es completamente opuesta a sus leyes.

      Este odio lo vemos en partidos políticos "populistas" que tenemos actualmente, en lucha velada y constante contra la iglesia Católica, y que quieren borrar a toda costa la huella del cristianismo, hasta el punto de favorecer mucho más a las religiones minoritarias importadas que a la Religión tradicional, que fue la que trajo prosperidad y paz al País, y que es ampliamente practicada por la gran mayoría de los ciudadanos.

jueves, 1 de junio de 2017

MEDITACIÓN SOBRE LA ETERNIDAD (De los Cuadernos de María Valtorta 12-6-1.944)







Extraordinaria explicación de Jesús a María Valtorta sobre la eternidad, y sobre el intercambio de Amor entre el alma esposa y su Divino Esposo Jesús en su intercambio de Amor en el Cielo. Son Palabras que recuerdan el Cantar de los Cantares de la Biblia, y la llama de Amor viva de San Juan de la Cruz, palabras que hacen conocer el por qué el alma no preparada con la limpieza espiritual - que son las noches del sentido y las terribles noches activas y pasivas del espíritu - no puede unirse místicamente con Dios.

También se da uno cuenta de la importancia del primer mandamiento de la Ley de Dios, que es amarlo con todas nuestras fuerzas, y sobre todas las cosas, ya que sin ese amor, el alma no se puede transformar en el Cielo en el mismo Dios, porque lo veremos tal cual es, y que por eso seremos semejantes a él como lo dice el Apóstol san Juan en su Evangelio.

Y por eso, las almas que no están preparadas, tienen que sufrir un largo Purgatorio para aprender a Amar, a ese propósito dice San juan de la Cruz que el alma gana más en esta vida en una hora de Sacrificio que muchos años en el Purgatorio, en donde allí el alma no puede merecer, si no es por nuestra intercesión, que es la del Cuerpo místico de Cristo.



Dice Jesús:

[…] ¿Cómo pretendéis considerar las cosas según los criterios de la carne, oh vosotros que vivía para el espíritu? ¿Qué es lo que habéis pedido a Dios? Pues, que haga de vosotros criaturas espirituales, y las criaturas espirituales que son semejantes a Dios, ¿en qué tiempo viven? Pues viven en el tiempo de Dios. Y, ¿Cuál es el tiempo de Dios? El tiempo de Dios es un eterno presente, un eterno “ahora”. En el Cielo no existe un ahora, no existe un futuro para vuestro eterno Padre. Existe solamente un instante eterno.

Dios no sabe de vida o de muerte, de albas o crepúsculos, de principio y de fin. Loa ángeles espirituales como Él, conocen solamente “un día”, un día que comenzó en el instante que fueron creados y que no conocerá fin. Desde el momento en que nacen para el Cielo, los Santos se convierten en poseedores de este tiempo inmutable del Cielo, que no fluye, que está fijo en su diamantino esplendor  encendido por Dios, en las eras del mundo que giran en torno a su fijeza inmutable, como así lo hacen los planetas alrededor del sol, formándose y disolviéndose, imperando y disgregándose, mientras Él sigue el mismo y siempre lo será. ¿Por cuánto tiempo lo será? Lo será por siempre.

Piensa, María, que si tú pudieras contar todos los granitos de arena de los mares de todo el globo, del fondo y de las orillas de todos los lagos, de los estanques, de los ríos y torrentes y arroyuelos, y me dijeras: “Transfórmalos en días”, aún sería limitado ese número de días. Y si les unieras todas las gotas de agua de los mares, de los lagos, de los ríos, torrentes y arroyos, todas las gotas que tiemblan en las frondas bañadas por la lluvia y el rocío, si les unieras todo el agua de las nieves alpinas, de las nubes vagantes, de los glaciares que revisten de cristal las cumbres montañosas, aún sería limitado ese número de días. Y si también unieras todas las moléculas que forman los planetas, las estrellas y todas las nebulosas, todo lo que surca el firmamento y lo colma de música que solo los ángeles oyen – pues, en efecto, cada astro al recorrer su órbita, canta loas al Creador, como un reluciente arpista que deje deslizarse sus manos en arpas de azul y por eso, el firmamento entero resuena por ese desmesurado concierto de órgano – aún sería limitado el número de días. Y aún lo sería si unieras el polvo sepultado en la Tierra de hombres que con su materia han vuelto a la nada y que están esperando desde hace cientos de siglos la orden de volver a ser hombres y ver el triunfo de Dios (Y aquí se trata de miles de millones de átomos de polvo-hombre, que pertenecieron a millones de hombres que se creyeron tanto y que desde hace siglos son nada; de hombres que el mundo hasta ignora que vivieron).

El Reino de Dios es eterno como su Rey. Y la eternidad conoce una sola palabra. “Ahora”. También tú debes conocer esa sola palabra para medir el tiempo del dolor y así deben hacerlo todos los consagrados al holocausto.
Debes decirte: “Ahora”, ¿Desde cuándo estoy sufriendo?: desde ahora. ¿Cuándo dejaré de sufrir?. Ahora. Es solo presente. Para las criaturas espirituales solo existe lo que es de Dios y así es también para el tiempo. Antes de que llegue el momento, aprended a calcular el tiempo tal como lo poseeréis en el Paraíso: Ahora.

¡Oh, bendito sea ese tiempo que es inmutable posesión, inmutable posesión de Dios, inmutable júbilo! El acorde que ritma vuestro canto de criaturas mártires y bienaventuradas debe de ser este: “La vida es un abrir y cerrar de ojos, el tiempo terrenal no dura más que un suspiro, pero mi Cielo es eterno”.

En la vida de mi mártir Cecilia, se lee: “Cecilia cantaba en su corazón”. Cantad también vosotros en vuestro corazón, cantad el “Ahora” de Dios me espera. Ya me encuentro envuelta en el torbellino de este eterno “ahora” y este torbellino me acerca cada vez más a este centro de perfección. Ya veo caer este polvo en que cada átomo es un día y cada granito un mes; lo veo caer al soplo de esta vorágine que me aspira hacia Dios: es el amor que quiere darme su tiempo, quiere darme su eterno presente en que cada segundo del tiempo terreno corresponde a la Bienaventuranza de recibir en mí a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo en un abrazo siempre nuevo, siempre deseado, siempre anhelado tenazmente, sin desfallecimientos; un abrazo siempre rico en resplandores siempre nuevos, en sabores siempre nuevos, en amores siempre nuevos.

Cada nueva llegada me hace nacer como en el primer momento en que gocé de este Dios Uno y Trino, mi único Amor, con cada nueva llegada alcanzo la perfección de la Vida, y luego renazco al júbilo de ser Bienaventurada para amarle cada vez más y más aún, y ser amada por Él más y más aún. Pero existe un límite, porque en el Paraíso todo ha alcanzado la perfección y no es susceptible de aumentos ni de disminuciones; todo se cumple en la misma y fresca Leticia, siempre igual: mi Leticia de Bienaventurada que se abraza a Dios y la Leticia de Dios, que puede difundir su Amor, su esencia sobre una criatura que Él creó por amor, para recibir de ella amor y para darle infinitamente amor.

Mi pequeña esposa, considera de este modo tu sufrimiento y te parecerá que dura aún menos que nada, y cuando termine, allí estaré Yo, Yo mismo. Que mi Paz esté siempre contigo”.