MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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domingo, 6 de agosto de 2017

EL SANTO CURA DE ARS, EL SER MÁS DESPRECIADO POR TODAS LOS ENEMIGOS DE LA IGLESIA CATÓLICA QUE SON LOS PROGRESISTAS Y LOS PROTESTANTES.









Sobre la vida del santo Cura de Ars
Lo que más me impactó sobre la vida del Santo 


           Del extenso volumen sobre la vida del santo cura de Ars, Patrón de todos los Sacerdotes del mundo entero, escrita magistralmente por Monseñor Francis Trochú, y que consta de 664 páginas, reeditado ya 17 veces, se me quedaron grabadas varios hechos que me impactaron sobre manera, pasajes que voy a intentar rememorar.

           Lo que más me llamó la atención es como, por la acción del Espíritu Santo, un personaje de una inteligencia mediocre, ya que era prácticamente el último del Seminario, en cuyas aulas era el mayor de todos los alumnos, del cual se llegó a expulsar por su incapacidad de aprender el latín, se llegó a transformar en un Santo de una capacidad teológica tal, que algunas personas lo han querido comparar con el mismísimo San Juan de la Cruz, que estudió en la Universidad de Alcalá de Henares. 

         Y digo que esa transformación, solo se puede explicar por la acción del Espíritu Santo, y viene a contradecir lo que muchos piensan, los cuales poniendo la teología al nivel de cualquier otra Ciencia se creen que se puede acceder a conocer mejor a Dios a través de conocimientos intelectuales, como ocurre con cualquier otra ciencia como la Medicina o la Ingeniería, y aquí incluyo grandes teólogos con doctorados y que saben Hebreo, Griego y Latín y que, al no tener presencia del Espíritu Santo, son verdaderos herejes. 

        Y me vienen a la mente las palabras de nuestro Salvador, el cual afirmó: "te doy gracias Padre, porqué has querido revelar estas cosas a los sencillos y humildes y las has ocultado a los sabios". Y esa manera de proceder del Padre de las lumbres, es para mí algo maravilloso porque si no fuera así, solo entrarían en el Reino los inteligentes y los cultos, cualidades que la mayoría de las veces, solo se obtienen gracias al nivel social, y quedan vedadas a los pobres y a los indigentes. 

         Recuerdo también que San Juan de la Cruz afirmó que el que se une a Dios místicamente, recibe la Ciencia infusa del conocimiento de las cosas de Dios, por esa razón, el Cántico Espiritual, obra maestra de la mística, la dedicó el Santo Doctor a la monja carmelita Ana de Jesús, que fue la que introdujo el Carmelo en Francia, diciéndole: aún que carezca Ud. de conocimientos escolásticos, esta obra la entenderá por su experiencia mística y por su unión con la Divinidad. 

         Pero volviendo al santo Cura de Ars: una de las virtudes que más destacan es su grandísima humildad, condición necesaria y suficiente para obtener la Gracia de dios, ya que su Majestad no puede comunicarse con los soberbios. 

          Cuando su fama comenzaba a extenderse por las Parroquias vecinas, empujados por la envidia, los otros Párrocos se reunieron para mandar una carta al Obispo del lugar diciendo que por su gran ignorancia y falta de preparación teológica, el Cura de Ars tenía que ser cesado, ya que inducía a sus parroquianos a practicar una doctrina contraria a la moral Cristiana. Esa carta, con las firmas de los Párrocos, cayó en manos del Santo. Este, como se reconocía indigno de su ministerio, apoyó con su misma firma la solicitud, ¡Diciendo que quería ir a llorar su pobre vida en el Monasterio Trapense! 

         En otra ocasión recibió una carta anónima de otro Párroco, en la cual se le indicaba su incapacidad, debida a su bajo nivel teológico, para desempeñar su cargo, el Santo reconoció la letra del Párroco, y le escribió diciéndole que solo él lo había comprendido, y que le ayudara para convencer al Obispo que lo trasladara a la trapa. Naturalmente, el Sacerdote al ver esa humildad que no podía ser fingida, vino a pedirle perdón y se convirtió en uno de sus más firmes defensores. 

        Otra cosa que llama la atención era su grado de penitencia: en cierta ocasión fue a predicar un retiro en un pueblo vecino y se alojó en casa de una anciana viuda, al final del retiro, el Obispo fue a visitarla para pagar los gastos de manutención que había producido el Sacerdote, la viuda dijo que no había hecho ningún gasto, y que no se le debía nada.

        Todos se preguntaron cómo había sobrevivido estos días, hasta que la criada declaró que al llegar, le había pedido que le preparara una olla de patatas hervidas, con las cuales se había alimentado durante su estancia de 10 días en esa casa. 

         A un Sacerdote de una Parroquia vecina que se quejaba de la falta de devoción de sus fieles, el Santo le preguntó: "¿Ha hecho Ud. penitencia, ha dormido sobre duro, ha ofrecido Ud. sacrificios para sus feligreses?, ¡Entonces no tiene por qué quejarse!". 

        Para un alma espiritual, la santidad de una persona se descubre, como lo dice San juan de la Cruz, por sus actitudes, sus ademanes y sus gestos, y la verdadera humildad, aunque se quiera, no se puede ocultar. Esto es lo que ocurría con el Santo Cura de Ars. 

        Vemos que muchas almas se convertían solo al contemplarlo: en cierta ocasión, un ateo asistió a una misa celebrada por el Santo: al observarlo celebrar con el rito lionés, con las manos levantadas mucho tiempo al cielo, después de la consagración, al verlo, en la acción de gracias después de la misa, arrodillado un largo rato en el suelo ante el altar, ajeno a todo lo que le rodeaba, le causó tal impresión que se convirtió en el acto.

          En otra ocasión, un ateo empedernido, que vino a Ars solo a acompañar a una devota, tuvo la ocasión de hablar con el Santo, éste le enseñó un crucifijo vertiendo abundantes lágrimas, lo que provocó una conversión inmediata. 

      Por fin terminaré con otras dos anécdotas importantísimas:

       -Contra la mentalidad relativista que impera hoy día: la del "dios-merengue", que dice que por la gran misericordia de Dios, el infierno está vacío: el Santo Cura pasaba noches enteras delante del Santísimo, llorando, para que no se condenara ninguno de sus feligreses.

      -Contra el relativismo de ese Dios ante el pecado: en cierta ocasión un joven confesó todos sus pecados, el santo Cura, después de oírlo pasó un largo rato llorando, este le preguntó: "¿Padre, por qué llora Ud?, a lo cual le contestó: "hijo mío lloro por todos los pecados que has cometido y que tú no has sabido llorar".
















VIDA DE JEAN MARIE VIANNEY, EL SANTO CURA DE ARS (De Francis Trochú)




El Santo Cura de Ars, que cuando se refería a su cuerpo lo llamaba
"Mi cadáver", está de cuerpo incorrupto en la Basílica de Ars.





Los deseos de soledad

Leyendo la Vida del Santo Cura de Ars, y nos estamos dando cuenta de la distancia tan grande que nos separa de la Santidad:

¡Ah, decía entre gemidos, no es el trabajo lo que cuesta; es la cuenta que hay que dar de la vida de Párroco en el día del Juicio!; le dijo a un predicador que había venido a su parroquia, y que le aseguraba de su santidad: Ah, amigo mío suspiró el Santo, tomando de repente una expresión grave, casi angustiosa: Ud. no sabe lo que es pasar de una Parroquia al tribunal de Dios".

Le escribió en múltiples ocasiones a su Obispo para que le dejara ir a la Trapa ¡para llorar sus numerosos pecados!, buscaba la soledad que le podría según creía, acercarse más a Dios. Decía en su carta al Obispo: "Que vuestro corazón, Monseñor, me perdone todas las molestias que os he causado... Tengo gran confianza en que vuestra excelencia me concederá esta gracia que le pido. Bien sabéis que no soy sino un pobre ignorante. Este es el parecer de todo el mundo. Firmaba sus cartas: Juan María Vianney, pobre Cura de Ars, la carta no tuvo éxito, más tarde el Obispo recibirá esta petición apremiante:

Monseñor, voy debilitándome de día en día. He de pasar parte de la noche en una silla y he de levantarme tres o cuatro veces en una misma hora. Me desmayo en el confesionario y me pierdo por espacio de dos o tres minutos.
A causa de mis achaques y de mis años, quiero decir adiós a Ars para siempre, Monseñor.
Esta vez firma: Vianney pobre y desgraciado sacerdote.

En 1843, el cura de Ars creyó llegado su fin - ya muy fatigado había escrito, hace más de dos años, su testamento: "Doy mi cuerpo de pecado a la Tierra y mi pobre alma a las tres Personas de la Santísima Trinidad".

El Santo cura sobrevivió a esta grave enfermedad, y diez días después, no había ya lugar a dudas. El Señor alcalde, Conde de Garets fue a visitar al Santo, aún convaleciente. Lo encontró en su cuarto apoyado en su cama y derramando abundantes lágrimas . "¿Pero, qué le pasa a Ud?” le preguntó el señor alcalde. ¡Oh!, respondió el Cura de Ars, nadie sabe las lágrimas que han caído sobre este lecho, después de once años que voy en pos de la soledad... "Y acabó diciendo entre sollozos. "¡Siempre me ha sido negada"!

Pidamos al Santo Cura, Patrono de los Sacerdotes del mundo entero, que nos ayude en nuestros problemas, los cuales serán directamente proporcionales al grado de humildad que tenemos, y que vendrán por los múltiples acontecimientos por todas las personas que nos rodean, para ablandar y limpiar con fuerte  lejía y estropajo, nuestras almas manchadas  por todas nuestras imperfecciones.


LAS IMPONENTES PENITENCIAS DEL 
SANTO CURA DE ARS


[…] Cuando el Rdo. Vianney se ausentó de Ars por espacio de quince días, durante la misión de Saint-Trivier, una terrible noticia conmovió a sus parroquianos. Corrió la voz de que su cura había muerto de fatiga en el confesionario. El rumor que no carecía del todo de fundamento, fue pronto desmentido. Provenía del hecho de que al marchar a Saint-Trivier, había partido en ayunas, se había extraviado entre las nieves y había caído desmayado… Para confesarse con él, acudieron de todas las Parroquias vecinas. Muy de mañana se iba a la Iglesia y oía a los penitentes hasta el mediodía. La Iglesia era glacial y le llevaron un braserillo para los pies; él lo aceptó por cumplimiento, pero lo dejó a un lado, sin hacer ningún uso.

En Montmerle, durante el jubileo de 1.826, por falta de lugar en la casa parroquial, se alojó en la casa de la señora Montdésert, que vivía en la calle de los Mínimos, junto a la Iglesia. Apenas instalado en la casa de esta venerable sexagenaria, que ejercía sin ninguna retribución las funciones de sacristana, el cura de Ars pidió en secreto a la criada que le hirviera un puchero de patatas y se lo subiera al cuarto. Acabado el Jubileo, el párroco de Montmerle fue a dar las gracias a la complaciente señora y a abonar los gastos que le hubiera ocasionado su huésped. “¡Ah, señor Cura, por un par de trapillos, no vale la pena….

         ¿Pero, y la alimentación? En la casa parroquial no ha comido.
         Aquí, tampoco no ha comido nada – replicó la señora Montdésert. Solamente estaba aquí cinco minutos hacia el mediodía.

Entonces intervino la criada y refirió lo que queda dicho. Subieron a su cuarto y encontraron la olla completamente vacía detrás de la campana de la chimenea. El Rdo. Vianney, durante los diez días que estuvo en Montmerle, sin dejar por decirlo así, la Iglesia, no había comido más que aquellas patatas. El cura de Montmerle hizo una investigación en su parroquia. Su Santo colega no había comido ni una vez en casa de persona alguna.






sábado, 5 de agosto de 2017

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA HA TENIDO QUE RECONSTRUIR TODO LO QUE HABÍA DESTROZADO EVA


NUESTRA SEÑORA DEL MONTE CARMELO
MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA







Extraordinaria revelación de la Santísima Virgen María a María Valtorta, explicándole como y por qué ha aceptado ser la Madre de Dios, no solo para dar a luz lo más importante que es la Redención del Género Humano por su Hijo Jesucristo, pero también para reparar el inmenso daño que había producido Eva con su egoísmo, y su desobediencia a Dios, que costó al género humano todos los sufrimientos y las desgracias que estamos padeciendo, y que padeceremos hasta el fin del mundo, con la muerte del cuerpo y su agonía, consecuencias de su pecado propiciado por Satanás. 

Esta sublime revelación echa por tierra todos los argumentos de las sectas protestantes que dicen que adoramos a la Virgen María, y muchos la menosprecian y hasta la desprecian por la veneración que le tenemos a la Madre de Dios y a nuestra Madre. Carentes de la Gracia de Dios por estar en una Iglesia que no ha obtenido la promesa de Jesús cuando dijo que las puertas del Infierno no prevalecerán en la Iglesia de Pedro y de sus sucesores, nunca llegarán a comprender su Grandeza.




Dice María:
“Te había prometido que Él vendrá a traerte su paz. ¿Te acuerdas de la paz que tenías durante los días de Navidad, cuando me veías con mi Niño? Entonces era tu tiempo de paz, ahora es tu tiempo de sufrimiento. Pera ya sabes que es en el sufrimiento donde se conquista la paz y toda la gracia para nosotros y para el prójimo. Jesús-Hombre tornó a ser Jesús-Dios después del tremendo sufrimiento de la Pasión; tornó a ser Paz, Paz en el Cielo del que había venido y desde el cual, ahora, derrama su Paz sobre aquellos que en el mundo le aman. Más durante las horas de la Pasión, Él, Paz del mundo, fue privado de esta paz. No habría sufrido si la hubiera tenido, y debía sufrir plenamente.

Yo, María, redimí a la mujer con mi Maternidad divina, más se trataba solo del comienzo de la redención de la mujer. Negándome, con el voto de virginidad, al desposorio humano, había rechazado toda satisfacción concupiscente, mereciendo gracia de parte de Dios. Pero no bastaba, porqué el pecado de Eva era árbol de cuatro ramas: soberbia, avaricia, glotonería, lujuria. Y había que quebrar las cuatro antes de hacerle estéril en sus raíces.

Vencí la soberbia humillándome hasta el fondo.

Me humillé delante de todos. No hablo ahora de mi humildad respeto a Dios; ésta  deben tributársela al Altísimo todas las Criaturas. La tuvo su Verbo. Yo, mujer debía también tenerla. ¿Has reflexionado, más bien, alguna vez, en qué tipo de humillaciones tuve que sufrir de parte de los hombres y sin defenderme de manera alguna? Incluso José que era justo, me había acusado en su corazón. Los demás, que no eran justos, habían pecado de murmuración sobre mi estado, y el rumor de sus palabras, había venido, como ola amarga, a estrellarse contra mi humanidad.

Y estas fueron sólo las primeras de las infinitas humillaciones que mi vida de Madre de Jesús  y del género humano me procuraron. Humillaciones de Pobreza; la humillación de quien debe abandonar su tierra; humillaciones a causa de las reprensiones de los familiares y de las amistades que, desconociendo la verdad, juzgaban débil mi forma de ser Madre respeto a mi Jesús, cuando empezaba a ser ya un Hombre; humillaciones durante los tres años de su Ministerio; crueles humillaciones en el momento del Calvario; humillaciones hasta en el tener que reconocer que no tenía con qué comprar ni sitio ni perfumes para enterrar a mi Hijo.

Vencí la avaricia de los Progenitores renunciando con antelación a mi hijo.

Una madre no renuncia nunca a su hijo, si no se ve obligada a ello. Ya sea la Patria, o el amor de una esposa, o el mismo Dios quienes piden al hijo a su corazón, ella se resiste a la separación. Es natural que sea así. El hijo crece dentro de nosotros, y el vínculo de su persona con la nuestra jamás queda completamente roto. A pesar de que el conducto del vital ombligo haya sido cortado, siempre permanece un nervio que nace en el corazón de la madre (un nervio espiritual, más vivo y sensible que un nervio físico) y arraiga en el corazón del hijo, y que siente como si le estiraran hasta el límite de lo soportable, si el amor de Dios o de una criatura, o las exigencias de la Patria alejan al hijo de la madre; y que se rompe, lacerando el corazón, si la muerte arranca el hijo a su madre.

Yo renuncié desde el momento que lo tuve, a mi Hijo. A Dios se lo dí, a vosotros os lo dí. Me despojé del Fruto de mi vientre para dar reparación al hurto de Eva del fruto de Dios.

Vencí la glotonería, tanto del saber como del gozar, aceptando saber únicamente lo que Dios quería que supiera, sin preguntarme a mí misma, sin preguntarle a Él, más de cuanto se me dijera.

Creí sin indagar. Vencí la gula del gustar porqué me negué todo deleite del sentido. Mi carne la puse debajo de las plantas de mis pies. Puse la carne, instrumento de Satanás, y con ella el mismísimo Satanás, bajo mi calcañar para hacerme así un escalón para acercarme al Cielo. ¡El Cielo!... Mi meta. Donde estaba Dios. Mi única hambre. Hambre que no es gula sino necesidad bendecida por Dios, por este Dios que quiere que sintamos apetito de Él.

Vencí la lujuria, que es la gula llevada a la exacerbación.

En efecto, todo vicio no refrenado conduce a un vicio mayor. Y la gula de Eva, ya de por sí, digna de condena, la condujo a la lujuria; efectivamente, no le bastó ya el satisfacerse sola sino que quiso portar su delito a una refinada intensidad; así conoció la lujuria y se hizo maestra de ella para su compañero. Yo invertí los términos y, en vez de descender, siempre subí; en vez de hacer bajar, atraí siempre hacia arriba; y de mi compañero, que era un hombre honesto, hice un ángel.

Es ese momento en que poseía a Dios, y con Él sus riquezas infinitas, me apresuré a despojarme de todo ello, diciendo: “Que por Él se haga tu voluntad y que Él la haga”. Casto es aquel que controla no sólo su carne, sino también los afectos y los pensamientos. Yo tenía que ser la Casta para anular a la impudicia de la carne, del corazón y de la mente. Me mantuve comedida sin decir ni siquiera de mi Hijo, que en la Tierra era sólo Mío, como en el Cielo era solo de Dios: “Es Mío y para Mí lo quiero”.

Y a pesar de todo no era suficiente  para que la mujer pudiera poseer la Paz  que Eva había perdido. Esa Paz os la procuré al pié de la Cruz, viendo morir a Aquel que tú has visto nacer. Y, cuando me sentí arrancar las entrañas ante el grito de mi hijo, quedé vacía de toda feminidad de connotación humana: ya no carne, sino Ángel. María la virgen desposada con el Espíritu, murió en ese momento; quedó la Madre de la Gracia, la que os generó la Gracia desde su tormento y os la dio. La hembra, a la que había vuelto a consagrar mujer la noche de Navidad, a los pies de la Cruz conquistó los medios para venir a ser Criatura del Cielo.

Esto hice Yo por vosotras, negándome toda satisfacción, incluso las satisfacciones santas. De vosotras, reducidas por Eva a hembras no superioras a las compañeras de los animales, he hecho – basta con que lo queráis – las santas de Dios. Por vosotras subí y, como a José os elevé. La roca del Calvario es mi Monte de los Olivos. Ese fue mi impulso para llevar al Cielo, santificada de nuevo, el alma de la mujer, junto con mi carne, glorificada por haber llevado al Verbo de Dios y anulado en Mí hasta el último vestigio de Eva, la última raíz de aquel árbol de las cuatro ramas venenosas, aquel árbol que tenía hincada su raíz en el sentido y que había arrastrado a la humanidad a la caída, y que hasta el final de los siglos y hasta la última mujer os morderá las entrañas. 

Desde allí, donde ahora resplandezco, envuelta en el rayo del Amor, os llamo y os indico cual es la Medicina para venceros a vosotras mismas: La Gracia de mi Señor y la sangre de mi Hijo. 

Y tú, voz Mía, haz descansar a tu alma con la Luz de esta alborada de Jesús para tener fuerza en las futuras crucifixiones que no te van a ser evitadas, porque te queremos aquí, y aquí se viene a través del dolor; porque te queremos aquí, y más alto se viene cuanto mayor ha sido la pena sobrellevada para obtener Gracia para el mundo.

Ve en Paz, Yo estoy contigo”.




jueves, 3 de agosto de 2017

PARA QUE DIOS NOS ENTREGUE TODO A NOSOTROS, TENEMOS PRIMERO QUE ENTREGARLE TODO A ÉL


Este cuadro simboliza espiritualmente hablando, el misterio de la Redención
que tiene lugar en este mundo




Todos los creyentes somos hijos de Abrahán, ya que Dios le entregó ese título, porque creyó en su Palabra, cuando le dijo “Sal de tu casa, y yo te haré padre de un pueblo innumerable”, que iba a ser toda la multitud de los seres humanos que iban a imitar su comportamiento.

Pero, para que este axioma se cumpla, es necesario que esa creencia no sea solo un vulgar compromiso, Dios pone a prueba en este mundo a cada creyente, para analizar si este compromiso es verídico y así, poder ver si es verdadero: Hay que confirmar la creencia con los actos, por eso Yahvé pidió a Abrahán que sacrificara a su único hijo Isaac, depositario de la Promesa. 

De la misma manera Dios nos examina, diciendo Jesús que el que quiera a su padre, a su madre o a su hijo más que a Mí, no es digno de Mí, o el que quiere salvar su vida la perderá, y el que la pierda por Mí la salvará.

Existe pues una verdadera dicotomía entre los hijos de Dios y los hijos de las Tinieblas en esta vida: Son los que han querido salvar su vida terrestre, entregándose a todos los atractivos del mundo, demonio y carne, y los que han abandonado esos apetitos y se han entregado a Dios.

Hay pues en este mundo una diferencia entre el verdadero creyente y el ateo, que hablan dos lenguajes espirituales completamente distintos, por ser radicalmente opuestos, diferencia que se va acentuando cada vez más en esta vida, ya que un abismo llamando a otro abismo, una virtud, llama a otra virtud, y un pecado llama a otro pecado. Pero la Virtud causa al alma un estado de Paz y de esperanza, incluso en los peores sufrimientos, y un estado de impaciencia y de desesperación en los que se dan al mundo.

El mundo es pues un verdadero “banco de pruebas”, en donde en presencia de la Cruz que Dios manda a cada uno, se producen dos comportamientos completamente distintos y opuestos, uno que lleva a la Vida eterna, el Reino de Dios y otra que lleva a la perdición, el Reino de Satanás.

El ejemplo más claro de ello, se encuentra en el Gólgota, con Jesús clavado en la Cruz, y San Dimas a su derecha, que lo reconoció como Hijo de Dios y el mal ladrón a su Izquierda, el relativista que no vio diferencia alguna entre el pecado y la virtud, como tantísima gente de hoy día.

Jesús también como los otros crucificados, fue en toda su vida puesto a prueba en su naturaleza humana, como todos los creyentes, fue enviado por su Padre para redimir a los hombres de buena voluntad, porque también Abrahán estaba dispuesto a sacrificar a su único Hijo por Dios. Dos comportamientos completamente distintos y opuestos, uno que lleva a la Vida eterna, el Reino de Dios y otra que lleva a la perdición, el Reino de Satanás.

El ejemplo más claro de ello, se encuentra en el Gólgota, con Jesús clavado en la Cruz, y San Dimas a su derecha, que lo reconoció como Hijo de Dios y el mal ladrón a su Izquierda, el relativista que no vio diferencia alguna entre el pecado y la virtud, como tantísima gente de hoy día.

Jesús también como los otros crucificados, fue en toda su vida puesto a prueba en su naturaleza humana, como todos los creyentes, fue enviado por su Padre para redimir a los hombres de buena voluntad, porque también Abrahán estaba dispuesto a sacrificar a su único Hijo por Dios.

¿Qué hubiera pasado si Abrahán hubiera dicho que no?; ¿Qué hubiera pasado si la Santísima Virgen María, tan despreciada por las sectas Protestantes también hubiera dicho que no? ¡Creo sinceramente que Dios no hubiera podido enviar a su Hijo! ¿Qué hubiera sido entonces de la Humanidad entregada a Satanás? 




DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(7 de Julio de 1.944)

Dice Jesús:
En verdad, te he concedido una flor porque “aún” eres una mujer. Y el sufrimiento de tu sensibilidad de mujer no comprendida me causa piedad.

Pero Yo quiero que me pertenezcas solo a Mí. No eres aún lo suficientemente generosa para saber romper todas las ataduras que te ligan a la Tierra, y quedes ligada solamente a Mí, y me oigas solamente a Mí. Entonces, Yo rompo esas ataduras: Te hago ver la miseria de los afectos humanos y te hago compararlos con el mío. Son tan diferentes como una hoja de papel de aluminio respeto a una lámina de oro puro, o mejor, a un lingote de oro puro. Son como astillas de vidrio respeto a un brillante purísimo. ¿Y tú quieres demorarte en mirarlos y remirarlos y añorarlos? ¡Oh, niña Mía! ¡Ve adelante, libre, dichosa con la libertad y la dicha de los bienaventurados!

Hay una frase que vosotros, los elegidos por Mí, meditáis demasiado poco. Pertenece al apóstol Pablo, y dice: “Cuando Él que me separó desde el seno de mi madre, y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo…yo, enseguida sin escuchar ni la carne ni la sangre…”(Galatas 1, 15-16). Luego Pablo volvió a la gente, pero para ese entonces, por obediencia a Dios, había terminado la “segregación” que Dios había iniciado y para la cual, dejando de lado la carne y la sangre, se había dado por completo al amor verdadero.

¡Oh todos vosotros, los elegidos por Mí para una misión particular!, sois todos vosotros unos “segregados”. Te hablé de esto hace unos días (27 de junio): “Vete de tu casa y de junto a tus parientes”.

Entre el alma elegida y el resto del mundo se alza un impalpable muro, más sólido que el de una fortaleza. Os convertís en extranjeros para los demás, Aunque seguís hermanados a ellos, porque con las lágrimas de vuestra evangélica soledad trabajáis para su bien. No les repudiáis. Al contrario, les amáis con un amor perfecto, porque para dicho amor no cuentan ni la carne, ni la sangre, ni el provecho, ni el afecto, para él cuenta solo la caridad que viene de Dios y que hermana amigos y enemigos, a parientes y desconocidos, a buenos y malvados, porque no os fijáis en su rostro y en su corazón, miráis el santo rostro de Dios, Padre de todos los creados, y mi corazón, que ama a todos los hombres.

Ve adelante, ve adelante. El último trecho del camino es el más empinado, para recorrerlo hay que estar libre de todo peso. Más a cada paso se dilata el horizonte y está más cerca el sol.

Ven, ven. Mírame solo a Mí. Mira esta Morada, esta Patria. No mires las pequeñas y mudables moradas y las pequeñas y mudables patrias de la Tierra. Mira esta eterna Casa, que es también la tuya y esta eterna Patria, que también es la tuya y este eterno Amor, que es tuyo. 

Yo, Yo, Yo soy el Amor.


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domingo, 23 de julio de 2017

MAGNÍFICO CANTO GREGORIANO PARA LLAMAR AL ESPÍRITU SANTO






Santa Teresa de Jesús cantó este cántico y se le apareció un ángel que le traspasó el corazón con un dardo de fuego, la Santa no supo decir que tipo de ángel era, y dice que le movió el corazón inflamado de amor como el que mueve un montón de ascuas ardiendo que se han quedado mortecinas, causándole un deleite celestial que se trasmitió del espíritu al cuerpo material.

Este fenómeno místico tan raro, fue plasmado por el gran escultor italiano Bernini en una magistral obra en Roma. San Juan de la Cruz lo describe como si fuera un hecho corriente, aclarando que el ángel era un Serafín, que son los ángeles más altos de la Jerarquía angélica, cuya característica principal es el amor a la Divinidad, dice que es común que esto ocurra cuando el alma experimenta un éxtasis místico, y que lo que hace el ángel es "trabucar" el corazón que está ardiendo de amor, para atizar ese fuego que está como adormecido. 

Cuando después de muerta, se observó el corazón de la Santa, se pudo ver la herida del corazón producida por el dardo de fuego del Serafín.



jueves, 20 de julio de 2017

LAS VIRTUDES DE LA PACIENCIA Y LA OBEDIENCIA



Jesús el Dios-Emperador del Universo, por Él creado
era Paciente y Obediente, ya que estaba sometido
a la Stma. Virgen María y a San José



Jesús explica a la gran mística italiana María Valtorta las virtudes necesarias para alcanzar la Vida eterna, Jesús ha querido en estos tiempos donde la fe y la Religión católica están cada vez más "vapuleadas", explicar claramente como debemos de ser los católicos, el razonamiento y la explicación es de una intensidad y de una claridad tan impresionantes, que yo me explico el por qué la Gran Santa de nuestra época, la Madre Teresa de Calcuta, tenía además de su breviario y su rosario, esos escritos tan impresionantes.






 DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA  11 DE OCTUBRE DE 1.944

Dice Jesús:

“La paciencia y la obediencia son dos grandes virtudes. La paciencia aporta la paz; aporta la amistad con Dios, el respeto a Dios, la caridad hacia el prójimo, la salud espiritual y física y las bendiciones celestes.
El impaciente está inquieto. Dios no está en la inquietud, pues se siente solo en la paz del corazón. También un corazón apenado puede estar en paz. Hay paz cuando hay resignación. Más en el corazón que se obstina ante la voluntad eterna y el embate de las cosas comunes, siempre hay esfuerzo, sufrimiento, inquietud.
¡Como si sirviera para algo ser inflexibles y obstinarse como mulos reacios, para cambiar a su favor el curso de los acontecimientos, aún de las más sencillos! ¡Más no es así, hijos míos! Los acontecimientos humanos no se doblegan y, si oponéis resistencia, os doblegarán duramente con el rigor de las leyes, o los superiores. Y en cuanto a las sobrenaturales, es más fácil que se modifiquen ante una filial y dócil sumisión vuestra y que no lo hagan ante vuestra arrogante rebelión.

El impaciente termina por no tener respeto hacia Dios. Para él, es fácil pasar a pensamientos, actos y palabras que nunca deberían brotar de un hijo y súbdito, respeto a la paternidad y majestad de Dios. El impaciente es soberbio. Se cree más acertado que Dios y del que le dirige, y por lo tanto, desea obrar por sí mismo. El impaciente llega a desairar a su prójimo y se hace responsable del retraso para obtener lo que desea. El impaciente daña su salud espiritual al ofender la confianza y la caridad hacia Dios y hacia el prójimo y daña su salud física porque todo resquemor deprime el organismo. El impaciente cierra con el dique de su rebelde impaciencia los ríos de la Gracia que son las bendiciones celestes.

¿Creéis no merecer ese sufrimiento que padecéis? ¿Sois acaso como esos perfectos monstruos de soberbia, que se creen tan perfectos que proclamáis no tener culpas por expiar? Mirad hacia atrás, hacia vuestro pasado. No digáis: “No maté, no robé”. No solo son esas culpas que merecen un castigo. Y no roba solamente el que se oculta y luego ataca a uno que pasa. ¡Oh, se puede robar de tantos modos! Y pueden robarse muchas cosas, no solo dinero.

¿Queréis conocer algunas cosas que se pueden robar, además de las monedas, las alhajas y los bienes materiales? Son el honor, la pureza, la estima, la salud, las ganancias y, en cuanto a Dios, el respeto, el culto sincero y la obediencia hacia Él. ¿Veis? Y os he citado solo algunos. En cambio, ¡Cuántos y cuántos otros robos comete hasta el hombre que parece más honesto! ¿Acaso no mata el que lleva a su prójimo a la desesperación, aun cuando el desesperado no se mate? Sí que mata, mata la parte más selecta, el espíritu, que en su desesperación se aparta de Dios, matriz de todo hombre destinado a nacer para el Cielo, y por eso muere. ¿Acaso no comete un robo el que quita la fe  del corazón de su prójimo? Sí que lo comete y, sin embargo. ¡Cuántos arrancan la fe, con obras y palabras a quien creía en su justicia y siembran en él la incredulidad hacia toda fe, o la venenosa planta de la idolatría! ¿Acaso no roba el que quita el honor y la paz a una mujer y le niega la paternidad al bastardo, nacido por su causa? Sí que roba: comete dos robos, que están entre los más graves y maldecidos por Mí. He citado los hechos más graves, pero luego…pero luego…

¡Oh!, nadie está libre de culpas para expiar. Yo me he ofrecido para evitaros el castigo que habíais merecido aquí en la Tierra; es un castigo de Amor, porque no he querido castigaros en aquel otro lugar en donde el castigo se mide en siglos o en eternidad, mientras aquí – ya sean meses o años - siempre se trata de una migaja de tiempo. Pues bien, si yo me he entregado, ¿Por qué queréis reavivar inmediatamente mi severidad con vuestra desobediencia y mostrándome un corazón airado por la impaciencia?  Haced que Dios sea amigo vuestro, y Él estará con vosotros contra vuestros enemigos, que son los hechos de la vida, las consecuencias por la tragedia que habéis provocado por vuestra culpable ligereza, al dejar que Satanás y los demonios menores quedaran libres para torturar al género humano.

Más, si queréis hacer lo que más os gusta, según la antigua soberbia de la raza humana, si queréis haceros sordos a las voces celestiales que desean vuestro bien, sordos a las voces de la caridad y movidos por vuestro sentimiento de egoísmo que aborrezco, Yo os digo: “Hacedlo, más no evitaréis lo que os habríais evitado si os hubierais entregado a Mí. Y entonces, será inútil llamar a Dios”.


Luego Jesús me dice:
“Esto es para ti. Pero no para ti sola. Que cada uno tome su parte y lo use como medicina”.
No dice nada más. Y yo, por lo que me toca, tomo la parte que reconozco que me corresponde. Y por los demás, siento dolor, un verdadero y sincero dolor. No habría querido este dictado, en el que vuelvo a recordar al severo Maestro de un año atrás.




martes, 11 de julio de 2017

DIJO EL PADRE PIO DE PIETRELCINA: "HAY QUE VACIAR DE ALMAS EL PURGATORIO"



DEBEMOS REZAR POR LAS ÁNIMAS: LES HACEMOS
 UN GRAN BIEN A ELLAS Y A NOSOTROS







Un refrán castellano dice: "el muerto al hoyo y el vivo al bollo", y eso es lo que ocurre en las misas por los difuntos, y en todas las misas a las cuales yo asistí, he visto siempre el sacerdote afirmar que el difunto está ya en el cielo, cuando en realidad no es así: Al cielo que es un intercambio de amor entre Dios y el alma, solo se puede entrar con el alma completamente purificada y limpia, no solo de sus vicios, pero también, y es lo más difícil, de las profundas raíces que los alimentan.

Es una tarea que es larga y difícil, para darse cuenta de ello basta recordar lo que nos cuesta perdonar y olvidar las ofensas recibidas, cuando para entrar en el  Cielo, hay que deshacerse completamente de esas raíces. Pero además hay que expiar toda la falta de Amor a nuestros parientes y hermanos, en la Vida de la gran Mística italiana María Valtorta, que pasó muchos años paralítica en su cama, sin el amor de su madre, que la desatendía, esta se le apareció, y entre otras cosas le dijo: "¡Si supieras como se paga aquí la falta de amor hacia nuestro prójimo!" 



¡ROGAD POR LOS DIFUNTOS!
(De una imagen piadosa de Ayuda a la Iglesia necesitada)

Desgraciadamente cuando alguien muere, sus familiares creen que, ya con la misa del funeral tiene bastante...¡Qué poco saben de la otra vida!... si en vez de tantas lágrimas, coronas, flores y mausoleos costosos, se acordaran de rezar por ellos, de dar limosnas en su nombre, de decirles misas, las Misas Gregorianas serían las ideales, pues tras treinta misas seguidas aplicadas al mismo difunto, según privilegio de la Iglesia, el alma del Purgatorio  sube al cielo, así acertarían. ¡Pero nadie escarmienta en cabeza ajena!, y mientras los familiares difuntos sufren los tormentos y llamas del Purgatorio, ellos disfrutan las rentas y herencias  que les dejaron los que ahora gimen en aquel lugar de purificación...

No seas tu de estos y cuéntalos en tus oraciones, limosnas y sacrificios, y sobre todo, con la misa, remedio con excelencia para sacar almas del Purgatorio. Ellas saben lo que tu haces a su favor y jamás olvidarán el gran beneficio que les haces al aliviarlas de sus dolores y sacarlas de aquel lugar de sufrimientos. Las almas del Purgatorio jamás permitirán que pasen hambre quienes piden, rezan o encargan misas por ellas. No los olvides. Si tienes dificultadas para decirles misas a tus difuntos en la parroquia, puedes escribir a: Ayudas a la Iglesia necesitada, Ferrer del Río, 3, Madrid 28028, y allí te dirán, mediante un donativo, las misas que quieres incluso las Gregorianas.

Si no tienes medios económicos para decirles misas a tus difuntos, no olvides que después de la Misa, el Rosario es la oración más eficaz aplicable a los difuntos.

Pedidos: 963 919653 y 963 492727.

lunes, 10 de julio de 2017

DIOS NOS AMA TANTO QUE UTILIZA TODOS LOS MEDIOS A SU ALCANCE PARA LLEVARNOS A SU SANTO REINO.


Dios da a sus amadas criaturas, esa sublime
caricia, que nunca recibimos sin que nos
 volvamos más hermosos y mejores.





¡Bienaventurado el que ve a Dios en todas las cosas!, ya que esto quiere decir que esta persona ha pasado de ser un hombre animal, que solo busca los bienes de la Tierra, a ser un hombre nuevo nacido a la Gracia. que al tener la presencia de Dios en su alma, se ha vuelto espiritual y ha probado la dulzura y "catado" la esencia de Dios, e impulsado por el Espíritu Santo, busca a Dios en toda la Creación. Satanás sabe muy bien que los que han recibido esas caricias de Dios, los tiene casi siempre perdidos, por eso intenta por todos los medios a su alcance impedirle que siga adelante y aliándose con los atractivos del mundo y de la carne, redobla sus esfuerzos para hacerlos caer.

Como lo dice San Juan de la Cruz en su explicación de la escala mística para ir a Dios, el amor del alma que crece de peldaño en peldaño, le hace desearlo cada vez más, para conocerlo mejor, su única obsesión es descubrirlo en cualquier parte, todo le recuerda a su amado, y su desengaño es constante, cree ver a Dios en sus obras, pero se desespera siempre, ya que está deseando tener un encuentro directo con su amado y aún no lo tiene, tendrá que esperar aún un largo periodo de tiempo de purificación para ser digna de tener una comunicación directa con Dios.

Muy poca gente ha llegado a ello, pero muchos Santos conocidos y desconocidos lo han conseguido, para ello han tenido que superar muchas dificultades, muchos sacrificios y salir triunfantes con la ayuda de Dios y de los Sacramentos, de los tres potentes enemigos del alma: el mundo y la carne, dirigidos por Satanás.

La Santísima Virgen de Lourdes se apareció a Santa Bernardita en el lugar donde se quemaban todas las vendas que habían servido para curar las enfermedades del cuerpo, que el padre de la santa traía desde el Hospital.

Ahora, como Reina de los ángeles del Cielo y de las almas de la Tierra, como medianera de todas las Gracias de Dios, los que se acogen a ella, pueden curar sus enfermedades espirituales, que son los pecados que pueden llevar a la muerte del alma si no se curan a tiempo.

Los millones de peregrinos que acuden a Lourdes buscan la sanación de los cuerpos, el desfile de los enfermos en sillas de ruedas es incesante. Hay pocas curaciones, algunas son verdaderamente impresionantes, pero no vemos las curaciones de las enfermedades del alma, que se traducen en conversiones, solo las veremos en el otro mundo.

Dios, en su infinita bondad y misericordia, no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y alcance la Vida eterna. Ha enviado a su Madre la Santísima Virgen María para cuidar de las almas, y para eso nos la ha entregado en la Cruz por Madre, el que la ame y se encomiende a ella, y es persona de buena voluntad, tiene la Salvación asegurada.

Los siete Espíritus de Dios enviados en misión por toda la Tierra, como así lo relata el Apocalipsis, corresponden a todo lo que existe en la Creación, puesto por Dios para recordarnos constantemente su presencia.




Del Evangelio como me ha sido revelado de 
María Valtorta:



La primera palabra del Padre y Señor es esta: “Yo soy el Señor, Dios tuyo”.



En cada instante del día, la Voz de Dios pronuncia esta palabra y su dedo la escribe. ¿Dónde?. Por todas partes. Todo lo dice continuamente: desde la hierba a la estrella, desde el agua al fuego, desde la lana al alimento, desde la luz a las tinieblas, desde el estar sano, hasta la enfermedad, desde la riqueza hasta la pobreza.”



Todo dice : “Yo soy el Señor. Por Mí, tienes esto. Un pensamiento Mío te lo da, otro te lo quita y no hay fuerza de ejercito ni de defensas que te pueda preservar de Mi voluntad”. Grita en la voz del viento, canta en la risa del agua, perfuma en la fragancia de la flor, se incide sobre las cúspides montanas, y susurra, habla, llama, grita en las conciencias: Yo soy el Señor Dios tuyo”.





lunes, 3 de julio de 2017

QUE VALOR TIENEN LOS TEMPLOS SI NO ESTÁN VIVIFICADOS POR NUESTRO AMOR?



Es en medio de las espinas que encontrarás a mi Corazón
Ese corazón que te ama y que te llama.


Las tres potencias del alma que son memoria, entendimiento y voluntad, son las tres profundas cavernas del sentido, según lo explica San Juan de la Cruz, están hechas para contener a la Santísima Trinidad. Corresponden a la Santa Fe, don de Dios Padre; la Esperanza aportada por el Hijo y el Amor que es el Espíritu Santo, otorgado por la Redención de Jesús con la Glorificación de la Cruz previa a su gloriosa Resurrección, que da entrada al Espíritu Paráclito que llena la voluntad de Amor y de Fuerza, que siempre están unidas y se interrelacionan entre ellas. 





DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
 (3 de Julio de 1.944)



Dice Jesús:

“Habéis levantado en mi honor suntuosas catedrales y la Cruz de mi Hijo proclama por doquier nuestra bondad y vuestra devoción.
Más, ¿la palabra de la Cruz corresponde a la de vuestro espíritu? También sobre las tumbas de los Faraones están narrados episodios  que proclaman su eternidad y la fidelidad de sus súbditos. Más, ¿Para qué sirven? Esos reyes, de los que está escrito: “sois inmortales”, ya están bien muertos como muertos están sus súbditos. La realidad es eso: polvo, muerte, olvido, nada y las palabras proclaman sobre las tumbas vanas las profesiones de fe.

¿Acaso no sucede lo mismo con vosotros? ¿Qué valor tienen los templos si no están vivificados por vuestro amor? ¿Pueden bastarme? ¿Pueden ser dignos de Mí? Se ha dicho: “El Altísimo no habita en Templos hechos por la mano del hombre” (Hechos 7, 48). Lo han dicho refiriéndose al Templo de Salomón, que es la casa más suntuosa que el hombre levantó en mi honor. Ahora mi Hijo vive en todas las Iglesias por su infinita bondad de Redentor y Amigo. ¿Más, donde podemos hacer nuestra morada Yo, el Padre y el Espíritu Paráclito?

Nuestro Templo – que no está hecho por manos humanas, pues lo creó mi Potencia – es vuestro espíritu. ¡Y son muy raros los espíritus en los que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo pueden reunirse para morar y descansar, como en un engalanado cenáculo! Del mismo modo que la unión de las tres personas obró y obra todos los prodigios de la Creación y todos los milagros del amor, nuestra morada en el espíritu que nos acoge, obra prodigios cuya amplitud se conocerá en la segunda vida.

Y el mundo se asombrará al conocerlos. ¡Qué humillación sufrirán los que se creyeron “grandes”, “sabios”, “potentes” y criticaron, atacaron, atormentaron las almas que eran dilectas para Nosotros, cuando vean tanta sabiduría, cuanta grandeza y poder se albergaba en ellas, porque en ellas, estábamos Nosotros!

Vuelvo a decirlo: “El Altísimo no habita en Templos humanos, Su morada está en el espíritu del hijo fiel”.






domingo, 2 de julio de 2017

Pensad que un suplicio de muerte o un suplicio de vida - cuando en realidad quisierais morir para ir a donde Yo estaré - son iguales ante los ojos de Dios si se viven con alegre obediencia: Son su Voluntad, por tanto, son santos.



JESÚS NOS AMÓ DE TAL MANERA, QUE NOS DEJÓ SU
 PRESENCIA REAL EN LA SAGRADA EUCARISTÍA,
Y EN EL CORAZÓN DE LOS QUE LE AMAN 




REFLEXIONES DE JESÚS A SUS APÓSTOLES, DESPUÉS DE RESUCITADO.
(Del Poema del Hombre-Dios del Tomo 10 de María Valtorta)


En este último párrafo, se hace alusión a la Sagrada Eucaristía, y a la persecución hacia el cuerpo místico de Cristo, tal como se está cumpliendo en nuestros días hacia los cristianos, en los países de tradición religiosa, con las leyes que van contra el Evangelio de Jesús y su Iglesia fundada por Él, pero también en los países paganos con los que son martirizados por ser cristianos.


[...] Ya veis que significa tener a Dios cerca, pero no tenerlo en vosotros; qué significa el tener la palabra de Dios, pero no tener la práctica real de esa Palabra. Los mayores delitos se han llevado a cabo por este tener a Dios cerca, pero no tenerlo en el corazón, por este tener conocimiento de la palabra pero no la obediencia a ella. ¡Todo! Todo por esto. La cerrazón y los desmanes, el deicidio, la traición, las torturas, la muerte del inocente y de su Caín, todo ha venido por eso. Y, en realidad, ¿A quien amé tanto como a Judas? pero él no me tuvo a Mí-Dios en su corazón, y es el condenado deicida, el infinitamente culpable como israelita y como discípulo, como suicida y como deicida, además de por sus siete vicios capitales y todos sus otros pecados.

Ahora podéis tener en vosotros el Reino de Dios con más facilidad, porque Yo os he obtenido con mi muerte. Con mi dolor os he comprado de nuevo. Recordarlo. Y que nadie pisotee la Gracia, porque ha costado la Vida y la Sangre de todo un Dios. Esté pues el Reino de Dios en vosotros, oh hombres, por la Gracia; tanto en la Tierra respecto a la Iglesia, como en el Cielo respecto al pueblo de los Bienaventurados que, habiendo vivido con Dios en su corazón, unidos al Cuerpo de que Cristo es la Cabeza, unidos a la Vid de que cada cristiano es un sarmiento, merecen descansar en el Reino de Aquel por quien todas las cosas han sido hechas: Yo, quien os habla, que me he entregado a Mí mismo a la Voluntad de mi Padre para que todo pudiera cumplirse.

Por lo qué, sin hipocresía, puedo enseñaros que ha de decirse: "Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo". Y hasta los terruños y la hierba, las flores y las piedras de Palestina, y mis carnes heridas, y todo un pueblo, pueden decir cómo he hecho la voluntad de mi Padre.

Haced lo que he hecho Yo, hasta el extremo, hasta la muerte de Cruz, si así lo quiere Dios. Porque, recordad esto, Yo lo he hecho y no hay discípulo que merezca más misericordia que Yo; y, a pesar de ello, Yo he encarnado el mayor de los dolores, a pesar de ello, he obedecido con perpetuas renuncias. Vosotros lo sabéis. Y más lo comprenderéis en el futuro, cuando os asemejéis a Mí, bebiendo un sorbo de mi Cáliz... Traed constantemente a vuestra mente, este pensamiento: "Por su obediencia al Padre, Él nos ha salvado". Y, si queréis ser salvadores, haced lo que Yo he hecho. Quien conocerá la cruz, quien la tortura de los tiranos, quien la tortura del Amor, del destierro del Cielo al que tendrá hasta la más anciana edad antes de subir a Él. Bueno, pues que en todo se haga aquello que Dios quiera.

 Pensad que un suplicio de muerte o un suplicio de vida - cuando en realidad quisierais morir para ir a donde Yo estaré - son iguales ante los ojos de Dios si se viven con alegre obediencia: Son su Voluntad, por tanto, son santos. 

"Danos hoy nuestro pan de cada día". Día tras día, hora tras hora. Es fe, es amor, es obediencia, es humildad, es esperanza el pedir el pan de un día y aceptarlo como es: hoy dulce, mañana amargo, mucho, poco, con especias o con ceniza. Siempre es justo, así como es. Lo da Dios, que es Padre; por lo tanto, es bueno.

En otro momento os hablaré del otro Pan - saludable sería comerlo todos los días - y de orar al Padre para que lo mantenga. Porque, ¡Ay del día y de los lugares en que faltara por voluntad de hombres! Ahora - ya veis cuánto -los hombres son poderosos en sus obras de tinieblas. Orad al Padre para que defienda su Pan y os lo dé. Cuanto más lo dé, más querrán las tinieblas ahogar la Luz y la Vida, como hicieron en la Parasceve. La segunda Parasceve no tendría resurrección. Recordad esto todos. 

El Verbo ya no podrá ser matado, pero sí se podrá dar muerte a su Doctrina y se podría ahogar en demasiados la libertad y la voluntad de amarle. Más entonces, Vida y Luz también terminarían para los hombres. ¡Ay de aquel día!. Os sirva de ejemplo el Templo. Recordad que he dicho: "Es el gran Cadáver". [...]


jueves, 29 de junio de 2017

COMENTARIOS SOBRE LAS LECTURAS DE LA MISA DEL 28.6.2.017



Oración de Madame Elisabeth, en 1793, hermana de Louis XVI Rey de Francia
en la Cárcel del Templo, antes de ser guillotinada





Madame Elizabeth de Francia
Cárcel del Templo
1793

¿Que me ocurrirá hoy Oh Dios mío?, yo lo ignoro. Todo lo que sé, es que no me ocurrirá nada que no hayáis previsto de toda eternidad. Me complacen vuestros destinos eternos, me someto a ellos de todo corazón, los quiero todos, los acepto todos, os los ofrezco todos en sacrificio, y los uno todos con los de vuestro querido Hijo Jesús, mi Salvador, pidiéndoos por su Sagrado corazón y sus méritos infinitos, la paciencia en nuestros sufrimientos, y el perfecto sometimiento que os debemos, para todo lo que queráis y permitáis.



Génesis 15,1-12.17-18.


En aquellos días, la palabra del Señor llegó a Abrám en una visión, en estos términos: "No temas, Abrám. Yo soy para ti un escudo. Tu recompensa será muy grande".
"Señor, respondió Abrám, ¿para qué me darás algo, si yo sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco?". Después añadió: "Tú no me has dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero".
Entonces el Señor le dirigió esta palabra: "No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti.
Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: "Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas". Y añadió: "Así será tu descendencia".
Abrám creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.

La Santa Fe en la palabra de Dios, cuando todos los acontecimientos son contrarios, es el gran don que proviene de Dios, que está ligado con el misterio de la predestinación, y que ha coronado a Abrám como Padre de todos los creyentes. Esa Fé es verdadera precisamente cuando todo parece contradecir la promesa de Dios. Como dijo Santa Bernardita, la vidente de Lourdes, para el que tiene fe, no hacen faltas milagros, y para el que no tiene fe, y no quiere creer, los milagros son inútiles.

Entonces el Señor le dijo: "Yo soy el Señor que te hice salir de Ur de los caldeos para darte en posesión esta tierra".
"Señor, respondió Abrám, ¿cómo sabré que la voy a poseer?".
El Señor le respondió: "Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, todos ellos de tres años, y también una tórtola y un pichón de paloma". El trajo todos estos animales, los cortó por la mitad y puso cada mitad una frente a otra, pero no dividió los pájaros.
Las aves de rapiña se abalanzaron sobre los animales muertos, pero Abrám los espantó.

Este relato, que es un lenguaje espiritual, es la típica pregunta que hace un alma a su Dios cuando tiene fe: “Señor, ya que me has hecho salir de Ur, que es la perdición de mi alma, ¿Cómo sabré yo, y que tengo que hacer para conseguir la Vida eterna?

Y el Señor contesta diciendo que tenemos que sacrificar, es decir ofrecer a Dios en holocausto las tres potencias del alma que son la memoria, el entendimiento y la voluntad, que como tan bien lo explica San Juan de la Cruz, tenemos que vaciar de nuestros apetitos para que se llenen de Dios, con la tórtola y el pichón de paloma, que son nuestros dones heredados y el pichón que es nuestros deseos. Las aves de rapiña que simbolizan los espíritus del mal, intentan apoderarse de esas ofrendas, y tienen que estar espantadas por el alma.

Al ponerse el sol, Abrám cayó en un profundo sueño, y lo invadió un gran temor, una densa oscuridad. Cuando se puso el sol y estuvo completamente oscuro, un horno humeante y una antorcha encendida pasaron en medio de los animales descuartizados.
Aquel día, el Señor hizo una alianza con Abrám diciendo: "Yo he dado esta tierra a tu descendencia desde el Torrente de Egipto hasta el Gran Río, el río Eufrates:

Y aquí aparece el temor, y la oscuridad, y la presencia del horno humeante y de la antorcha encendida, cuya misión es transformar las tres potencias del alma, la tórtola y el pichón de paloma, en Dios mismo, a través de las noches activas y pasivas del sentido y del espíritu, que son como tan bien los explica San Juan de la Cruz, los medios que Dios tiene para transformar el ser humano de terrestre a divino.

Ese temor está explicado por San juan de la Cruz, cuando explica magistralmente como el alma en ese estado se ve abandonada por Dios, y le parece tenerlo por enemigo, y se ve condenada para siempre, son el Purgatorio en la Tierra, con terribles sufrimientos.



Salmo 105(104), 1-2.3-4.6-7.8-9.


¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas!

¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro!

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.

El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac.

Himnos de alabanza a Dios del alma completamente purificada, y que ha logrado con la ayuda de Dios, el triunfo absoluto contra sus enemigos naturales que son mundo, demonio y carne.



Evangelio según San Mateo 7,15-20.

Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos. 

Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.

 El demonio, como lo explica San Juan de la Cruz, nunca tienta bajo el aspecto del mal, porque sabe de sobra que el mal conocido no será nunca aceptado, se presenta entonces como un amigo que quiere prestarte ayuda, o como dice el santo, con una verdad que es como la aguja que permite introducir el hilo de la mentira. Hoy día está la Sociedad tan corrompida, que también se disfraza de Pastor para llevar a pastorear a las ovejas incautas a la perdición.