MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 9 de noviembre de 2017

COMO, CUANDO Y POR QUÉ JESÚS DICE “BASTA” PARA QUE EL ALMA SE PRESENTE ANTE ÉL PARA EL JUICIO PARTICULAR






Cristo Rey y supremo juez de toda la Humanidad




Explicación de por qué existen tanta diversidad de muertes en cuanto al modo, a la edad, y la manera de morir, ya que mueren tanto los viejos, como los jóvenes, los sanos y los enfermos, y por qué unos llevan una vida de padecimientos y de necesidades más elementales para poder sobrevivir, y otros viven en la abundancia y el derroche.
Dios no puede impedir el pecado y el egoísmo del hombre, que al no seguir sus mandamientos cae en manos de Satanás y así, como gracias al ejemplo y la oración de muchos Santos se salvan muchas almas, por los vicios y la crueldad de los hijos de Satanás, precipitan con ellos en el abismo toda una retahila de hombres-demonios que actúan muchas veces sin saberlo como sicarios del eterno enemigo de Dios.
Sin embargo, como dice San Juan de la Cruz, a pesar de que todo se desarrolla con plena libertad, Dios como Creador y Redentor de la Humanidad, puede cambiar el transcurso de los acontecimientos, cuando así lo estima oportuno. Es lo que ha ocurrido con los que construyeron la torre de Babel, cuando todos los Pueblos estaban reunidos, como está ocurriendo hoy día, para llegar a la altura de Dios, lo cual provocó su intervención, sembrando la confusión en sus dialectos para que no lleguen a un entendimiento. Es lo que ocurrió también en el diluvio y en Sodoma y Gomorra .
Es lo que ocurre también con todas las guerras, como  lo dijo la Santísima Virgen María a los pastorcillos de Fátima: la primera guerra mundial, se terminará pronto, pero si la gente no se arrepiente, vendrá otra peor.
Existe una simbiosis entre la paz en el mundo y la naturaleza, en la Vida del Santo Cura de Ars, se puede leer que cuando logró convertir todo el pueblo, no hubo ni una granizada, ni una inundación o sequía. Estamos viendo hoy día terremotos, maremotos, sequías e inundaciones, lo que es una señal inequívoca de que los creyentes se han apartado de las Leyes de Dios, gracias al relativismo que no ve diferencia alguna entre el pecado y la Virtud, lo que provoca el olvido de Dios, pecado gravísimo porque es el incumplimiento del primer mandamiento de la Ley. 

Aquí, al final de este relato, está muy bien aclarado por qué los antiguos israelitas creían que ver a Dios, significaba la muerte, pensaban que era un castigo, cuando en realidad, como tan bien lo explica San Juan de la Cruz, la vista de Dios es de un fulgor tan elevado, que el corazón del hombre estallaría de gozo. Dice el santo Doctor que solo dos criaturas han podido ver a Dios, en este mundo: son Moisés en el Sinaí, y San Pablo, cuando dijo que vio y oyó cosas en el tercer cielo, que son inenarrables. Ambos según el santo Doctor, tuvieron que ser "amparados" por el "brazo izquierdo" de Dios, para no perecer.



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA 9-8-1.943


Dice Jesús:
“Temen la muerte quienes no conocen el Amor y no tienen la conciencia tranquila. ¡Y son la mayoría! Estos, cuando por enfermedad o por edad o por cualquier otro hecho, se sienten amenazados por la muerte, temen, se afligen o se rebelan. Intentan también, con todas las fuerzas y medios, huir de ella. Inútilmente porque cuando la hora está señalada, ninguna precaución sirve para hacer retroceder la muerte.

La hora de la muerte siempre es justa porque es dada por Dios. Solo Yo soy el Dueño de la vida y de la muerte y si bien no son míos ciertos medios de muerte, usados por el hombre por incitación demoníaca, siempre son mías las sentencias de muerte, dadas para quitar a un alma de demasiado tormento terreno o para impedir mayores culpas de aquella alma.
Ahora, observa, el don de vida, de una larga vida, ¿por qué puede ser dado por Mí? Por dos motivos.

-El primero: porque la criatura que goza de él es un espíritu iluminado que tiene misión de faro para otros espíritus aún envueltos en las nieblas de la materialidad. Muchos de mis santos han llegado a la ancianidad precisamente por esto. Y solo Yo sé cómo anhelaban en cambio venir a Mí.
-El segundo: doy larga vida para proveer el medio, todos los medios, a una criatura informe para formarse. Estudios, amistades, encuentros santos, dolores, alegrías, lecturas, castigos de guerras o de enfermedades, todo viene dado por Mí para tratar que un alma crezca en mi Edad, que no es como la vuestra. Porque Yo quiero decir que crecer en mi Edad quiere decir crecer en mi Sabiduría, y se puede ser adultos en mi Edad, teniendo la edad de niños en la vuestra, o viceversa ser niños en mi Edad teniendo cien años en la vuestra. Yo no miro la edad de vuestra carne que muere: miro vuestro espíritu, ¡Y quisiera que fuerais espíritus que saben caminar, hablar, actuar seguros, y no balbucientes, tambaleantes e incapaces de hacer como niños!

Esto explica el porque Yo diga mi “Basta” muy rápidamente para criaturas que encuentro adultas en la Fe, en la Caridad, en la Vida. Un padre desea siempre reunirse con sus hijos y ¡Con cuanta alegría, terminada la educación o el servicio militar, les estrecha contra su corazón! ¿Hará de otro modo el Buen Padre que tenéis en los Cielos? No. Cuando ve que una criatura es adulta en el espíritu, arde en el deseo de tomarla consigo y si, por piedad del pueblo, deja algunas veces a sus siervos sobre la Tierra a fin de que sean imán y brújula para los demás, otras no resiste y se da la alegría de poner una nueva estrella en el Cielo con el alma de un santo.

Son dos atracciones y dos aspiraciones que vienen de un agente único: el Amor. El alma, aquí donde tú estás, atrae a sí a Dios, y Dios desciende a encontrar sus delicias junto a la criatura amante que vive de Él. El alma aspira a subir para estar eternamente y sin velos con su Dios. Dios, desde el centro de su ardor, atrae a Sí el alma, así como el sol atrae la gota de rocío, y aspira a tenerla junto a Sí, gema encerrada en su triple fuego que da la Bienaventuranza.

Los brazos levantados del alma encuentran los brazos tendidos de Dios, María. Y cuando se tocan, se rozan velozmente, es el éxtasis sobre la Tierra; cuando se aprietan de una manera duradera, es la Bienaventuranza sin fin en el Cielo, de mi Cielo que he creado para vosotros, amados míos, y que me dará un sobreabundar de alegría cuando esté colmado de todos mis dilectos.
¡Qué eterno día de inmensurable alegría, de nosotros que nos amamos: Nosotros, Dios uno y trino; y vosotros, los hijos de Dios!
Pero, los otros que para su desgracia no han entendido mi Amor, no me han dado su amor, no han entendido que solo una ciencia es útil: la del Amor, para aquellos, la muerte es temor. Tienen miedo. Más miedo tienen aún si sienten que han actuado poco bien o del todo mal.

La boca mentirosa del hombre - porque raramente la boca del hombre dice la verdad, tan bella y bendita, la Verdad que Yo, Hijo de Dios y palabra del Padre, os he enseñado a decir siempre – la boca mentirosa del hombre dice, para engañar y consolar a sí mismo y engañar a los demás. “Yo he actuado y actúo bien”. Pero la conciencia, que está como un espejo de dos caras bajo vuestro yo y bajo el ojo de Dios, acusa el hombre de no haber actuado, y de no actuar nada bien, como proclama.

Por lo tanto, un gran miedo les oprime: el miedo del Juicio de Aquel a quien los pensamientos, los actos, los afectos del hombre, no le están ocultos. Pero si me teméis tanto como Juez, oh desgraciados, ¿Por qué no evitáis tenerme como Juez? ¿Por qué no me hacéis vuestro Padre? Pero si me teméis, ¿por qué no actuáis según mis órdenes? ¿No me sabéis escuchar cuando os hablo con voz de Padre que os guía, hora tras hora, con mano de amor? Pero al menos obedecerme cuando os hablo con voz de Rey. Será obediencia menos premiada porque es menos espontanea y dulce a mi Corazón. Pero será siempre obediencia. Y ¿por qué entonces no la hacéis?

La muerte no se evita. Bienaventurados los que vendrán en esta hora con vestiduras de Amor al encuentro de aquel que llega. Plácida como el tránsito de mi padre de la Tierra, que no conoció sobresaltos porque fue un justo que no tenía en su vida ningún reproche, así será la muerte de éstos. Gozosa como el sueño de mi Madre que cerró los ojos en la tierra sobre una visión de Amor, ya que de amor fue toda su vida que no conoció pecado, y los abrió en el Cielo, despertándose en el corazón de Dios, así será el fin de los enamorados.

¿Sabes, alegría Mía, que bonito será también para ti? Esta mañana, cuando Yo-Eucaristía venía, tú has tenido un sobresalto  de éxtasis porque me has visto darte a Mí mismo. Pero esto no es nada. Un granito de éxtasis puesto en tu corazón. Uno solo, para no destruirte, porque lo has notado… has creído morir de la emoción. Pero cuando sea el momento, verteré un río de alegría, porque no será ya necesario mantener tu vida humana y nos iremos juntos.

Ánimo, aún un poco de dolor por amor de tu Jesús y después tu Jesús abolirá para ti el dolor para darte a Sí mismo, completamente a Sí mismo, alegría sin medida”.

En efecto, esta mañana he tenido una impresión tan viva que he estado a punto de gritar; porque se grita no solo por miedo o por dolor, sino también por demasiada alegría. He creído que el corazón cediera en la alegría y yo muriera así, con la hostia aún sobre la lengua.






domingo, 5 de noviembre de 2017

LECTURAS DE LA SAGRADA EUCARISTÍA DEL 4-11.2.017. PROFECÍAS DE SAN PABLO SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS; EL VALOR DE LA HUMILDAD.

El alma del soberbio es incapaz de
recibir a Dios





San Pablo a los Romanos 11, 1-2


Entonces me pregunto: ¿Dios habrá rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su Pueblo, al que eligió de antemano. ¿Ustedes no saben acaso lo que dice la Escritura en la historia de Elías? El se quejó de Israel delante de Dios, diciendo: Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel significará su caída definitiva? De ninguna manera. Por el contrario, a raíz de su caída, la salvación llegó a los paganos, a fin de provocar los celos de Israel.
Esta opinión de San Pablo de que por la caída de Israel, al no reconocer a Jesús como el Mesías, creo que indica que los actuales Judíos, al seguir esperando otro Mesías, aseguran a los actuales cristianos que Jesús no es, como los fundadores de las innumerables sectas religiosas una persona surgida de entre la multitud, pero sí un Ser predicho y esperado por los Profetas desde Adán.

Ahora bien, si su caída enriqueció al mundo y su disminución a los paganos, ¿qué no conseguirá su conversión total? Hermanos, no quiero que ignoren este misterio, a fin de que no presuman de ustedes mismos: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que haya entrado la totalidad de los paganos.
Estas Palabras de San Pablo, son sin duda alguna una profecía para los últimos tiempos antes del fin del mundo: El Pueblo Judío se convertirá, reconociendo a Cristo Jesús como el auténtico Mesías, es entonces cuando Satanás, enviará al Anticristo para tratar de vengarse, lo que propiciará la intervención del Arcángel San Miguel, para derrotarlo definitivamente.  

Y entonces todo Israel será salvado, según lo que dice la Escritura: De Sión vendrá el Libertador. El apartará la impiedad de Jacob. Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados. Ahora bien, en lo que se refiere a la Buena Noticia, ellos son enemigos de Dios, a causa de ustedes; pero desde el punto de vista de la elección divina, son amados en atención a sus padres. Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables.



Salmo 94(93),12-13a.14-15.17-18.


Feliz el que es educado por ti, Señor,
aquel a quien instruyes con tu ley,
para darle un descanso
después de la adversidad,

mientras se cava una fosa para el malvado.
Porque el Señor no abandona a su pueblo
ni deja desamparada a su herencia:
la justicia volverá a los tribunales

y los rectos de corazón la seguirán.
Si el Señor no me hubiera ayudado,
ya estaría habitando en la región del silencio.
Cuando pienso que voy a resbalar,

tu misericordia, Señor, me sostiene;





Lucas 14,1.7-11.


Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: 
"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. 

Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Aquí aparece una vez más lo que Jesús, manso y humilde de corazón, siempre atacó con más fuerza llamando sepulcros blanqueados, muy limpios por fuera y llenos de podredumbre por dentro a los Fariseos. Son los típicos individuos que quieren aparecer a los ojos de su prójimo como seres perfectos para ser alabados, pero por dentro están llenos de pecados, que es una falta absoluta de amor a Dios y a sus semejantes.
Estos individuos quieren todas las alabanzas y la veneración para ellos, y nunca se la darán a Dios, ya que su soberbia les hace hijos de Satanás que quiso ser igual a Dios, cuando dijo: No serviré", lo que propició la intervención del Arcángel Miguel, la fuerza de Dios que dijo: "¿Quien como Dios?".








jueves, 2 de noviembre de 2017

EL VENENO DE LA SERPIENTE PARALIZA EL SISTEMA NERVIOSO Y EL ALMA MUERE POR INANICIÓN


SEÑOR DIOS TODOPODEROSO, NO PERMITAS QUE NOSOTROS QUE TE AMAMOS
A PESAR DE NUESTROS DEFECTOS, NOS LLEGUEMOS A CONDENAR
MEJOR ES MORIR  ESTANDO EN GRACIA QUE  VIVIR MÁS
SI NOS PODEMOS CONDENAR.






Está escrito que Dios hizo el mundo y a los hombres a su imagen y semejanza, y que vio en cada una de las seis etapas de la Creación que lo que hizo era bueno. Por culpa del pecado de Adán que obedeció a Satanás y desatendió las recomendaciones de Dios, que le prohibió comer de la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal, para no morir, lo que le hizo adorar a las criaturas en vez del Creador, se produjo la simbiosis entre el alma inmortal y la Creación que es mortal, y sobrevino la muerte de la carne, y la muerte del alma, en vez de la simbiosis entre esa alma y Dios, que era la glorificación de esa carne, y la vida eterna.

Gracias a Jesús el sublime Redentor, que se apiadó del pecado del hombre que se transmitió a toda su descendencia, Dios nos ha dado una segunda oportunidad para recobrar la vida del cuerpo y la del alma, con su muerte en la Cruz, perdonó la falta de Adán y con su Gloriosa Resurrección triunfó de la muerte nos devolvió la posibilidad de ser Hijos de Dios, y de resucitar en la Gloria como Él.

Dios ha puesto en el mundo una nueva Eva, sin pecado original, la Inmaculada Virgen María, que no comió del fruto prohibido, pero engendró en su Ser Inmaculado el nuevo Adán, que es su divino Hijo Jesús que es Dios disfrazado de hombre, que se ofreció en la Cruz como fruto del árbol de la vida, para que con su sangre y el agua de su costado nos perdone y desarraigue las raíces del pecado original que Satanás había sembrado en la humanidad. 

Ese fruto comido, es decir asimilado por los hombres que siguen sus mandamientos, es el antídoto del veneno de la Serpiente, ya que ese alimento neutraliza su acción, y además transforma ese veneno en medicina para curar las enfermedades del alma, así como ciertos venenos de las serpientes sirven para curar enfermedades del cuerpo, o para matar las células cancerosas. 

Y así las almas, viendo las consecuencias del pecado, y la bienaventuranza de las virtudes, se apartan del mal para entregarse al bien. Es lo que ocurre a los Santos sacerdotes, que oyendo en confesión las consecuencias de los que se entregan al pecado, dan gracias a Dios por haberse apartado del mundo y de la carne, que son las dos armas más poderosas que utiliza Satanás para atraer las almas a sí y apartarlas de Dios. 




Sabiduría 3, 1-9.


Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento. 
A los ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción; pero ellos están en paz. 
A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad. 
Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto. Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre. 
Los que confían en él comprenderán la verdad y los que le son fieles permanecerán junto a él en el amor. Porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos.
En esta enseñanza del Libro de la Sabiduría, está explicado de una manera clara la dicotomía que existe entre la mentalidad del mundo y la de Dios. Para el que no cree, y pone toda su fe, esperanza y amor en las cosas de este mundo, se ha perdido todo cuando esta fe está defraudada por la falta de estos elementos primordiales para ellos, que eran objetos puramente virtuales, verdadero espejismo que ha desaparecido. La vida para ellos ha sido como una película de cine en donde al terminarse, aparece en la pantalla la frase FIN .

Pero para los que han puesto su fe en las cosas de Dios, están iluminados por la Sabiduría de Dios, y saben que tiene que morir el hombre viejo para conseguir ser hijos de Dios para poder entrar en el Reino eterno de Dios, el Reino de la felicidad, de la Paz, del Amor, de la sublime belleza, de la salud, y de la eterna Juventud. Es el comienzo de una Vida que no tiene FIN, la Vida verdadera para la cual fuimos creados, y que muchos han perdido para su desgracia, cambiando su derecho de primogenitura por un plato de lentejas.


San Pablo a los Romanos 6, 3-9.

Hermanos: 
¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte? 
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva. 
Porque si nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya, también nos identificaremos con él en la resurrección. 
Comprendámoslo: nuestro hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera destruido este cuerpo de pecado, y así dejáramos de ser esclavos del pecado. 
Porque el que está muerto, no debe nada al pecado. Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él.
Sabemos que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene poder sobre él. 
Palabras clarísimas del Apóstol San Pablo, que no necesitan mayor aclaración, salvo recriminar lo que dijo el famoso teólogo Jesuita Ricardo Franco (R.I.P.), que Dios le haya perdonado: "San Pablo tiene una visión vetero-testamentaria de la Ley de Dios"(sic), es decir una visión anticuada, le pedí unas aclaraciones a esta opinión, preguntándole: "¿Entre la visión de San Pablo, puesto por Dios como faro de la Iglesia pasada, presente y futura, y la interpretación suya, fruto de las modas relativistas actuales, en donde impera el Relativismo, como dijo S.S. Benedicto XVI ¿Con cual hay que quedarse?". Naturalmente no obtuve ninguna respuesta, creo que tendrá que dármela en el más allá.

Es verdaderamente increíble la labor incansable de Satanás, y su astucia, siempre utiliza el mismo cebo, y atrapa a muchísima gente: "Dios es Misericordia, el pecado es una consecuencia de una pobre alma descarriada, por eso te puedes permitir todos tus caprichos y vicios, que Dios es un Padre "perdonador", ¿Para qué arrepentirte si Dios conoce y comprende toas las debilidades del hombre?

Esta tentación es como el veneno de algunas serpientes que paralizan el sistema nervioso, parando la respiración y el corazón, lo que lleva irremisiblemente a la muerte.





Mateo 25,31-46.


Jesús dijo a sus discípulos: 
"Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. 
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. 
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. 
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? 
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? 
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. 
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. 

Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".
Siempre me he preguntado ¿Cómo es posible que haya sacerdotes y hasta Obispos que lean esas palabras del Evangelio, y que vayan predicando que el Infierno está vacío, como me dijo cierto Arzobispo, o que Dios va a proclamar un perdón para todos los condenados, siendo hombres o demonios, como lo dicen algunos predicadores como Hans Kung. Aquí está demostrado como la arrogancia y la soberbia ciegan a las almas que no son de Dios. 

Dios en su infinita paciencia y Misericordia perdona todos los pecados a los humildes que se arrepienten, pero no lo puede hacer con los soberbios que al ser impíos y ciegos, tomándose por enviados e iluminados, nunca podrán arrepentirse, es el pecado contra el Espíritu Santo que no podrá nunca perdonarse.

He conocido muchos individuos de esa calaña como el Fundador de una secta, y sus seguidores actuales, que como los Fariseos se creen defensores de la Ortodoxía católica, y que adoran tomar "baños de masa", en donde sus seguidores gritan alabanzas. Al final al no tener presencia de Dios, ya que Él se retira siempre de los Soberbios, hicieron y siguen haciendo el ridículo, anunciando que el Fundador había nacido sin pecado Original, profetizando el fin del mundo, y que el Fundador iba a resucitar para, con los ángeles a su servicio, eliminar de la faz de la Tierra a todos los progresistas.










martes, 31 de octubre de 2017

SUBLIMES Y ÚLTIMAS LECCIONES DE JESÚS RESUSCITADO SOBRE LOS SACRAMENTOS, TREMENDAS PREDICCIONES SOBRE SU SANTA IGLESIA (Publicado el 19-2-2.013)




Descansar en tu Corazón, Oh Jesús,
esa es toda mi felicidad



Discurso de Jesús a los Apóstoles sobre los Sacramentos, una vez resucitado. Se resalta la importancia del Bautismo, para ser aptos para poder recibir el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, que puede ser asimilado tanto para la más sabia e inteligente de las personas, como para la más inocente y analfabeta, siendo condición necesaria para que actúe, una profunda humildad, que el mismo Jesucristo nos enseñó en el lavatorio de los pies a sus discípulos.

Se enseña que la muerte de Jesús en la Cruz, perdona los pecados gracias a su Sangre, pero que solo el agua de su costado es la que borra la huella dejada por el pecado Original, fuente de agua viva que restablece la condición de Adán y Eva antes del pecado Original.

Este hecho está perfectamente simbolizado en el cuadro del Cristo en donde fluye de su costado la Sangre que borra los pecados y el agua que restablece la dignidad perdida por causa del fruto prohibido, por esa razón Cristo es sin duda alguna, el árbol de la Vida del Paraíso de Dios, el antídoto del árbol del conocimiento del bien y del mal, cuyo fruto prohibido es el mismo Satanás.


Del Poema del Hombre Dios de María Valtorta


Dice Jesús:

(...) “Prestarme toda vuestra atención porque os voy a decir cosas de suma importancia. Todavía no las comprenderéis todas, ni todas bien. Pero aquel que vendrá después de Mí os las hará comprender. Escuchadme, pues nadie está más convencido que vosotros de que sin la ayuda de Dios el hombre peca fácilmente, pues es debilísima su constitución, debilitada por el pecado. Sería entonces un Redentor imprudente si, después de haberos dado tanto para redimiros, no diera también los medios para conservaros en los frutos de mi Sacrificio. 

EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

Sabéis que toda la facilidad para pecar viene de la Culpa, que privando de la Gracia a los hombres los despoja de su fortaleza, que está en la unión con la Gracia. Habéis dicho: “Pero Tú has devuelto la Gracia!. No. Ha sido devuelta a los justos hasta mi Muerte. Para devolvérsela a los próximos se requiere un medio. Un medio que no será solamente una figura ritual, sino que imprimirá verdaderamente en quien lo reciba el carácter real de hijo de Dios, cuales eran Adán y Eva, cuyas almas, vivificadas por la Gracia, poseían dones excelsos que Dios había dado a sus amadas criaturas.

Vosotros sabéis lo que tenía el Hombre y lo que perdió el hombre. Ahora, por mi Sacrificio, las puertas de la Gracia están de nuevo abiertas, y el río de la Gracia puede de nuevo descender hacia todos los que la piden por amor a Mí. Por eso los hombres tendrán el carácter de hijos de Dios por los méritos del primogénito de los hombres, por el mérito de quien os habla, vuestro Redentor, vuestro Pontífice eterno, vuestro Hermano en el Padre, vuestro Maestro. Desde Jesucristo, y por Jesucristo, los hombres presentes y futuros podrán poseer el Cielo y gozar de Dios, fin último del hombre.


LA SANGRE DE CRISTO ES LA QUE BORRA LOS
PECADOS DEL MUNDO, PERO EL AGUA DE SU 
COSTADO ES EL ÚNICO MEDIO PARA 
BORRAR EL PECADO ORIGINAL, 
FUE ELLA LA QUE PROPICIÓ
 LA SALIDA DEL LIMBO 
DE LOS JUSTOS MUERTOS 
ANTES DE LA VENIDA DE
 CRISTO A LA TIERRA

Hasta ahora, ni los justos más justos, aunque estuvieran circuncidados como hijos del Pueblo elegido, podían alcanzar este fin. Dios consideraba sus virtudes, sus lugares estaban preparados en el Cielo, pero este les estaba vedado, y negado les era el gozar de Dios, porque en sus almas, jardines benditos florecidos con toda suerte de virtudes, estaba también el árbol maldito de la culpa original, y ninguna obra por Santa que fuera, podía destruirlo, y no es posible entrar en el Cielo con raíces y frondas de tan maléfico árbol. El día de la Parasceve, el suspiro de los Patriarcas y Profetas y de todos los justos de Israel se aplacó en el gozo de la Redención cumplida, y las almas, más blancas que nieve montana hasta donde alcanzaba su virtud, se vieron libres incluso de la única mancha que las apartaba del Cielo. 

Pero el mundo continúa. Generaciones y más generaciones surgen y surgirán. Pueblos y más pueblos vendrán a Cristo. ¿Puede Cristo morir por cada generación, para salvarla o para pueblo que a Él venga? No. Cristo ha muerto una vez y no volverá a morir jamás en toda la eternidad. ¿Habrá de suceder, pues que estas generaciones, que estos pueblos se hagan sabias por mis palabras pero no posean el Cielo, ni gocen de Dios, por estar heridos por la mancha original? Tampoco. No sería justo, ni para ellos, pues vano sería su amor a Mí, pues por demasiado pocos habría muerto ¿Y entonces? ¿Como conciliar estas cosas distintas? ¿Que nuevo milagro hará Cristo - que ya ha hecho muchos - antes de dejar el mundo para ir al Cielo, después de haber amado a los hombres hasta querer morir por ellos?

Ya ha hecho uno, dejándoos su Cuerpo y su Sangre para alimento, fortalecedor y santificador y para recuerdo de su Amor; y os ha mandado que hagáis lo que Él hizo para recuerdo suyo y como medio santificador para los discípulos y para los discípulos de los discípulos, hasta el final de los tiempos. 

Pero aquella noche, purificados ya vosotros externamente, ¿recordáis lo que hice? Me ceñí una toalla y os lavé los pies. Y, a uno de vosotros que se escandalizaba de aquel gesto demasiado humillante, le dije: "Si no te lavo, no tendrás parte conmigo".

No entendisteis lo que quería decir, ni de que parte hablaba, ni que símbolo estaba poniendo. Pues bien, os lo digo: Además de haberos enseñado la humildad y la necesidad de ser puros para poder entrar a formar parte en el Reino mío, además de haberos hecho observar benignamente que Dios, de uno que es justo, y por tanto puro en su espíritu y en su intelecto, exige únicamente una última purificación - de aquella parte que, necesariamente más se contamina incluso en los justos, quizás solo polvo que la necesaria convivencia con los hombres deposita en los miembros limpios, en la carne - , además de estas cosas, enseñé otra. 

Os lavé los pies, la parte inferior del cuerpo, la que va entre barro y polvo, a veces incluso entre inmundicias, para significar la carne, la parte material del hombre, la cual tiene siempre - excepto en la sin mancha original, o por obra de Dios o por naturaleza divina - imperfecciones a veces tan mínimas que solo Dios las ve, pero que verdaderamente tienen que ser vigiladas, para que no cobren fuerza y se transformen en hábito natural, y deben de ser agredidas para ser extirpadas.

Os lavé los pies, pues. ¿Cuándo? Antes de la fracción del pan y del vino transubstanciados en mi Cuerpo y en mi Sangre. Porque Yo soy el Cordero de Dios y no puedo descender a donde Satanás tiene puesta su huella. Así, pues, primero os lavé; luego me dí a vosotros. También vosotros lavaréis con el bautismo a los que vengan a Mí, para que no reciban indignamente mi Cuerpo y no se transforme en tremenda condena de muerte.

Os estremecéis. Os miráis. con las miradas os preguntáis: "¿Y Judas, entonces?". Os digo: "Judas comió su muerte". El supremo acto de amor no le tocó el corazón. El extremo intento de su Maestro chocó contra la piedra de su corazón, y esa piedra, en lugar de la Tau, llevaba grabada la horrenda sigla de Satanás, la señal de la Bestia.

Así pues, os lavé antes de admitiros al banquete Eucarístico, antes de escuchar la confesión de vuestros pecados, antes de infundiros el Espíritu Santo y, por tanto al carácter de verdaderos cristianos reconfirmados en Gracia, y de Sacerdotes míos. Hágase pues, así con aquellos a quien debéis preparar para la vida cristiana.

(...) Y tened estima por el agua... Después de haber expiado y redimido con treinta y tres años de vida fatigosa culminada en la Pasión, y después de haber dado mi Sangre por los pecados de los hombres, fueron extraídos del Cuerpo desangrado e inmolado del Mártir las aguas saludables para lavar la culpa original. Con el Sacrificio consumado Yo os he redimido de aquella mancha.

Si en el umbral de la muerte, un milagro Mío divino me hubiera hecho descender de la Cruz, en verdad os digo que, por la Sangre derramada habría purificado las culpas, Pero no la Culpa. Para esta ha sido necesaria la consumación total. En verdad, las aguas saludables de que habla Ezequiel, han salido de este Costado Mío. Sumergid en él a las almas. Que salgan inmaculadas para recibir el Espíritu Santo, que en memoria de aquel soplo que el Creador espiró en Adán para darle el espíritu y, por tanto, la imagen y semejanza con Él, volverá a soplar y morar en los corazones de los hombres redimidos.

Bautizad con mi Bautismo, pero en el nombre de Dios Trino (...) por lo cual, es cuestión de Justicia y de deber el que todo hombre reciba la Vida por aquellos que ese han unido en querérsela dar, nombrándose al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en el acto del Bautismo, que de Mí tomará el nombre de Cristiano para diferenciarse de los otros, pasados o futuros, los cuales serán ritos pero no signos indelebles en la parte inmortal.


LA SAGRADA EUCARISTÍA ASEGURA LA UNIÓN PERFECTA CON EL REDENTOR, QUE PERMITE LA FILIACIÓN DIVINA GRACIAS A LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO


Y tomad el Pan y el Vino como Yo hice y, en mi nombre bendecid, fraccionad, y distribuid; y se nutran de Mí los cristianos. Y haced del Pan y del Vino una ofrenda al Padre de los Cielos, inmolándola después en memoria del Sacrificio que Yo ofrecí y llevé a cabo en la Cruz por vuestra Salvación. Yo, Sacerdote y Víctima, por Mí mismo me ofrecí y sacrifiqué, no pudiendo ninguno, si Yo no hubiera querido, hacer esto de Mí. Vosotros, mis Sacerdotes, haced esto en memoria Mía para que los tesoros infinitos de mi Sacrificio suban impetradores a Dios y desciendan propicios sobre todos aquellos que los invocan con fe segura.

Fe segura, he dicho. No se exige ciencia para gozar del eucarístico Alimento y del eucarístico Sacrificio, sino fe. Fe en que en ese pan y en ese vino que uno, autorizado por Mí y por los que después de Mí vendrán - vosotros: tú Pedro, Pontífice nuevo de la nueva Iglesia; tú, Santiago de Alfeo; tu Juan; tú, Andrés; tú, Simon; tú, Felipe; tú Bartolomé; tú, Tomás; tú Judas Tadeo; tú Mateo; tú, Santiago de Zebedeo -, consagre en mi Nombre es mi verdadero Cuerpo, mi verdadera Sangre; y fe en que quien se nutre de ellos me recibe en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad; y fe en que quien me ofrece, ofrece realmente a Jesucristo, como Él se ofreció por los pecados del mundo.

Un niño o un ignorante, me pueden recibir al igual que pueden hacerlo un adulto y una persona docta. Y el Sacrificio ofrecido, aportará a un niño o a un ignorante los mismos beneficios que a cualquiera de vosotros. Basta que en ellos haya fe y gracia del Señor.

(...) Eso sí, con todo mi corazón os conjuro que observéis una vida santa, la cual aumentará de tal manera las luces sobrenaturales en vosotros que llegaréis a leer sin error el corazón de los hombres y podréis con amor y autoridad, declarar a los pecadores, temerosos de declarar sus pecados o rebeldes para confesarlos, el estado de su corazón ayudando a los tímidos y humillando a los impenitentes. Recordad que la Tierra pierde a su Absolvedor y que vosotros debéis ser lo que Yo era: justo, paciente, misericordioso, pero no débil.

(...) Os recuerdo que algunas veces Dios permite también las caídas de sus elegidos; no porque le guste verlos caer, sino porque de una caída puede resultar un bien futuro mayor. Tended pues la mano de quien cae, porque no sabéis si esa caída puede ser la crisis que remedie una enfermedad que para siempre termina, dejando en la sangre una purificación que produce salud, en nuestro caso; que produce santidad.

Sed por el contrario severos con los que no tengan respeto hacia mi Sangre y acabada de lavar su alma por el lavacro divino, se arrojen al cieno una y cien veces. No los maldigáis, pero sed severos. Exhortarlos. Reciban vuestro mandamiento setenta veces siete. Recurriréis al extremo castigo de separarlos del pueblo elegido solo cuando su pertinacia en un pecado que escandalice a los hermanos os obligue a actuar para no haceros cómplices de sus acciones. Recordad lo que dije: "Si tu hermano ha pecado, corrígelo a solas. Si no te escucha, corrígele ante dos o tres testigos. Si esto no basta, ponlo en conocimiento de la Iglesia. Si no escucha ni siquiera a la Iglesia, condidéralo como un gentil y un publicano".


EL MATRIMONIO HA PASADO DE SER UN MERO CONTRATO A UN SACRAMENTO DIVINO.


En la religión mosaica el matrimonio es un contrato. Que en la nueva religión Cristiana sea un acto sagrado e indisoluble, sobre el cual descienda la Gracia del Señor para hacer de los cónyuges dos ministros suyos en la propagación de la especie humana.

[...] Malo sería que por la dureza de los corazones, se diera en la nueva fe lo que se dio en la antigua: la permisión del repudio y de la separación para evitar escándalos creados por la libídine del hombre. En verdad os digo, que todos deben llevar su cruz en todos los estados, y también en el matrimonial.

[...] Acto serio y santo son las nupcias. Y para mostrar esto estuve en una boda, y allí realicé el primer milagro. Pero ¡ay si degeneran en libídine y capricho! El matrimonio, contrato natural entre el hombre y la mujer; que se eleve de ahora en adelante en contrato espiritual por el cual las almas de dos que se amen y juren servir al Señor en un amor recíproco ofrecido a Él, en obediencia a su imperativo de procreación para dar hijos al Señor.



EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS Y EXTREMA UNCIÓN


[...] La vida del hombre es un camino. La entrada del hombre en la otra vida debería ser la entrada en el Reino. A todo Rey, se le unge y perfuma antes de subir al trono y mostrarse a su pueblo. También el cristiano es un hijo de Rey, que recorre el camino en dirección al Reino a donde el Padre le llama. La muerte del cristiano no es sino la entrada en el Reino para subir al trono que el Padre le ha preparado. 

La muerte - para aquel que, sabiendo que está en su gracia, no teme a Dios - no infunde espanto. Ahora bien, purifíquese de todo residuo el cuerpo de aquel que debe subir al trono, para que se conserve hermoso hasta la Resurrección, y purifíquesele el espíritu, para que resplandezca en el trono que el Padre le ha preparado para que aparezca con la dignidad que corresponde al hijo de tan gran Rey. Aumento de la Gracia, cancelación de los pecados que el hombre tenga pleno arrepentimiento, suscitación de ardoroso deseo del Bien, comunicación de fuerza para el combate supremo: esta ha de ser la unción que se dé a los moribundos cristianos; o, dicho más propiamente, a los cristianos que estén por nacer, porque en verdad os digo que el que muere en el Señor, nace a la Vida Eterna.

[...] Y que todo Sacerdote gustosamente, repita en el cuerpo de su hermano moribundo el acto de amor de María para con el Cristo penante. En verdad, os digo que aquello que en aquella ocasión no hicisteis conmigo, dejando que una mujer os llevara la delantera - y ahora pensáis en ello con mucho dolor - podéis hacerlo en el futuro, y tantas veces cuantas sean que os inclinéis con amor hacia un moribundo para prepararle a su encuentro con Dios.

Yo estoy en los mendigos y en los moribundos, en los peregrinos, en los huérfanos, en las viudas, en los prisioneros, en los que tienen hambre, sed o frío, en los que están afligidos o cansados. Yo estoy en todos los miembros de mi místico Cuerpo, que es la unión de mis fieles. Amadme en ellos y ofreceréis reparación por vuestro desamor de tantas veces, y me daréis gran alegría a Mí, y a vosotros os daréis mucha gloria.




EL SACRAMENTO DEL ORDEN SACERDOTAL


Tremenda, tremendísima responsabilidad la de los Sacerdotes, no comprendo el por qué así como en todas las profesiones, en donde hay una evaluación de los profesores, médicos, ingenieros y técnicos de toda clase, se apartan los malos obreros, cuanto más aquí, ya que se trata de la salvación de las almas. Están actualmente campando a sus anchas toda una serie de elementos que se llaman teólogos y que predican una doctrina contraria a la Tradición y al Evangelio, menos mal que el Papa Benedicto XVI ha barrido con todos los pederastas que ha encontrado, pero ¿porqué se dejan en sus cátedras a los Queiruga, Massiás y Kungs, y tantos otros más?, ¡ya que son los abanderados de toda la basura que hay en la Iglesia!

Y considerad que contra vosotros conspiran el mundo, la edad, las enfermedades, el tiempo, las persecuciones. Evitad pues, el ser avaros de lo que habéis recibido, y evitad la imprudencia. Transmitid, por esto, en mi Nombre, el Sacerdocio a los mejores de entre los discípulos, para que la Tierra no se quede sin Sacerdotes. Y que sea un carácter Sagrado concedido después de un profundo examen, no verbal, sino de las acciones de aquel que pide ser Sacerdote, o de aquel a quien juzguéis apto para serlo.




PREDICCIONES SOBRE LA APOSTASÍA 
Y EL FINAL DE LOS TIEMPOS

Estamos asistiendo al preludio de la apostasía final, que se está comprobando por los nuevos Judas de Keriot, que no admiten en modo alguno la Doctrina de Jesús, son los famosos teólogos y Jerarcas disidentes, que predican insistentemente el abandono de todo sacrificio, el matrimonio sacerdotal, la desobediencia al representante de Jesús en la Tierra.

Son los que no admiten abiertamente la autoridad del Papa, y quieren transformar la Iglesia en una democracia adaptada a los tiempos modernos. La Iglesia no se regiría entonces por el Evangelio. sino por la mentalidad de las masas.

El Papa Benedicto XVI, se ha dado cuenta con realismo que es mucho muy importante para la Santa Iglesia la oración contemplativa y mística. Lo oración mística, que es la oración de María Magdalen a los pies de Jesús es mucho más importante que las labores de Marta, que por muy productiva que fuera, no tendría valor alguno, si ni fuera por las buenas acciones, como lo dice San Juan de la Cruz, buenas acciones que solo se pueden hacer en Gracia de Dios, la cual se obtiene precisamente por la oración con amor a Jesús, autentica figura de Dios.

Ante la crisis actual tan profunda, Benedicto XVI ha preferido como Moisés, retirarse en la cumbre del monte de la clausura, para implorar con los brazos levantados al Cielo, que es la Cruz que dice que le acompaña, para que, como Josué detenga el sol para asegurar el triunfo sobre los amalacitas, que simbolizan todas las huestes progresistas y relativistas, comandadas por Satanás. 

Pensad en lo que es el Sacerdote; en el bien que puede hacer y en el mal que puede hacer, habéis visto una muestra de lo que puede hacer un Sacerdote venido a menos en su carácter sagrado. En verdad, os digo que por las culpas del Templo esta Nación será dispersada. Pero también os digo, en verdad, que igualmente será destruida la Tierra en cuando el abominio de la desolación entre en el nuevo sacerdocio, conduciendo a los hombres a la apostasía para abrazar las doctrinas infernales. 

Entonces surgirá el hijo de Satanás, y los pueblos, treméndamente horrorizados, gemirán, y pocos permanecerán fieles al Señor, entonces entre convulsiones de horror, vendrá el final, tras la victoria de Dios y de sus pocos elegidos, y descenderá la ira de Dios sobre todos los malditos. ¡Desventura, tres veces desventura para esos pocos, si ya no hay santos, los últimos pabellones del Templo de Cristo! ¡Desventura, tres veces desventura, si para confortar a los últimos cristianos no hay verdaderos Sacerdotes como los había para los primeros!

[...] Pero el bien y el mal futuros tienen raíz en el presente. Los aludes empiezan por un copo de nieve. Un Sacerdote indigno, impuro, hereje, infiel, incrédulo, tibio o frío, apagado, insípido, lujurioso, hace un daño diez veces superior al que provoca un fiel culpable de los mismos pecados; y arrastra a muchos otros en el pecado. La relajación en el Sacerdocio, al acoger doctrinas impuras, el egoísmo, la codicia la concupiscencia en el Sacerdocio, ya sabéis en donde desemboca: en el deicidio. 

Y en los siglos futuros ya no se podrá matar al Hijo de Dios, pero sí se podrá matar la fe en Dios, la idea de Dios. Por lo cual se llevará a cabo un deicidio aún más irreparable, porque carecerá de Resurrección.

Sí, se podrá llevar a cabo, lo veo...Podrá ser llevado a cabo por los demasiados Judas de Keriot de los siglos futuros. ¡Un horror!..

[...] Lo mismo que nos ha sucedido a los de Israel, y aún más profundamente, llegarán tiempos en que el el Sacerdocio creerá - por saber solo lo superfluo, desconociendo lo indispensable, o conociendo solo su forma muerta, esa forma con que ahora conocen los sacerdotes la Ley, o sea, no el espíritu sino el revestimiento, y exageradamente recargado de adornos - creerá digo, ser una clase superior - Vendrá un tiempo en que el Libro será substituido por todos los demás libros, y aquel será usado sólo como lo usaría uno que debiera utilizar forzadamente un objeto, o sea, mecánicamente, como un agricultor ara, siembra, recoge, sin meditar en la maravillosa providencia que hay en esa multiplicación de semillas que sucede todos los años: una semilla arrojada a la tierra removida, que se hace tallo y espiga, luego harina y luego pan por paterno Amor de Dios.

¿Quien al llevarse a la boca un trozo de pan, alza el espíritu hacia Aquel que creó la primera semilla y desde siglos la hace renacer y crecer, distribuyendo con medidas las lluvias y el calor para que germine y se alce y madure sin que se ponga lacia o se queme? Así, llegará el tiempo en que será enseñado el Evangelio científicamente bien, peo espiritualmente mal.

Ahora bien, ¿que es la ciencia si falta la sabiduría? es paja. Paja que se hincha y no nutre. Y en verdad os digo que llegará un tiempo en que demasiados de entre los sacerdotes serán semejantes a pajares llenos, soberbios pajares que se mostrarán arrogantes con su orgullo de estar muy llenos, llenos como si a si mismos se hubieran proporcionado esas espigas que coronaron las cañas, como si todavía las espigas estuvieran en la cima de las cañas, y creerán ser todo por tener toda esa paja en vez del puñado de mies, del verdadero alimento que es el espíritu del Evangelio. 

¡Un montón! ¡Un montón de paja! Pero ¿Puede bastar la paja? Ni siquiera para el vientre del jumento basta, y, si el amo del jumento no vigoriza el animal con cereales y forraje fresco, el jumento nutrido sólo con paja se debilita e incluso muere. 

Pues bien, os digo que llegará el momento en que los Sacerdotes, olvidando que con pocas espigas instruí a los espíritus en orden a la verdad, y olvidando cuanto le costó a su Señor ese verdadero pan del espíritu (sacado por entero y solo por entero de la Sabiduría divina, expresado por la divina Palabra, noble en su forma doctrinal, incansable en repetirse, para que no se pierdan las verdades dichas, humilde en su forma, sin atavíos de ciencias humanas, sin complementos históricos y geográficos), no se preocuparán del alma de ese pan del espíritu, sino solo del revestimiento con que presentarlo, para hacer ver a las multitudes cuanto saben, y el Espíritu del Evangelio quedará difuminado en ellos bajo avalanchas de ciencia humana. 

Pero, si no lo poseen, ¿como pueden transmitirlo? ¿Qué darán a los fieles estos pajares hinchados? Paja. ¿Qué alimento recibirán de ellos los espíritus de los fieles? Pues lo que no da para más que para arrastrar una mortecina vida. ¿Qué fruto producirán de esta enseñanza y de este conocimiento imperfecto del Evangelio? Pues el enfriamiento de los corazones, el que entren doctrinas heréticas, doctrinas e ideas más que heréticas incluso, en vez de la única, verdadera Doctrina; y la preparación del terreno para la Bestia, para su fugaz reino de hielo, tinieblas y horror.

En verdad os digo que, de la misma manera que el Padre y Creador multiplica las estrellas para que no se despueble el cielo por las que, terminada su vida, perecen, así, igualmente, Yo tendré que evangelizar muchísimas veces a discípulos a los que distribuiré entre los hombres a lo largo de los siglos. Y también en verdad os digo que el destino de estos será como el mío; es decir, la sinagoga y los soberbios los perseguirán, como me han perseguido a mí. Pero también Yo como ellos, tenemos nuestra recompensa: la de hacer la Voluntad de Dios, y la de servirle hasta la muerte en la Cruz para que su Gloria resplandezca y el conocimiento de Él no se apague.

Pero tú, Pontícipe, y vosotros, Pastores, en vosotros y en vuestros sucesores, velad para que no se pierda el espíritu del Evangelio y, incansablemente, orad al Espíritu Santo para que en vosotros se renueve un continuo Pentecostés - no sabéis lo que quiero decir, pero pronto lo sabréis - de forma que podáis comprender todos los idiomas y distinguir mis voces de las del simio de Dios: Satán, y elegir aquéllas. 

Y no dejéis caer en el futuro mis voces futuras. Cada una de ellas es un acto de misericordia mía para ayudaros; y esas voces, cuanto más vea Yo, por razones divinas, que el Cristianismo las necesita para superar las borrascas de los tiempos, más numerosas serán. 

Pastor y nauta en los tiempos tremendos... Tú brújula, el Evangelio. En él están la Vida y la Salvación. Y todo está dicho en él. Todos los artículos del código Santo, todas las respuestas para los múltiples casos de las almas están en él. Y haz de él que no se separen ni los Sacerdotes ni los fieles. Haz que no vengan dudas sobre él, ni alteraciones a él, ni substituciones ni sofisticaciones. 

El Evangelio.... soy Yo mismo el Evangelio. Desde el nacimiento hasta la muerte. En el Evangelio está Dios. Porque en él aparecen manifiestas las obras del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El Evangelio es amor. Yo he dicho: "Mi Palabra es Vida". He dicho: "Dios es Caridad". Que conozcan pues los Pueblos mi Palabra y tengan en ellos el amor, o sea a Dios. Para tener el Reino de Dios. Porque el que no está en Dios no tiene en sí la Vida. 

Porque los que no reciban las Palabras del Padre no podrán ser una cosa con el Padre, conmigo y con el Espíritu Santo en el Cielo, y no podrán permanecer a ese único Redil que es Santo como Yo quiero que lo sea. No serán sarmientos unidos a la Vid, porque quien rechaza en su totalidad o parcialmente Mi Palabra, es un miembro por el cual ya no circula la savia de la Vid. Mi Palabra es savia y hace crecer y fructificar.




domingo, 29 de octubre de 2017

UN PADRE DA SU VIDA PARA SALVAR A SU HIJO, ES LO QUE HIZO JESÚS PARA SALVAR A LA HUMANIDAD







Hace tiempo, en los medios de comunicación, ha aparecido un suceso estremecedor: en un accidente de tráfico, un automóvil cayó en un barranco contiguo a la carretera. Este vehículo permaneció oculto con sus dos ocupantes en el interior; al cabo de mucho tiempo, el padre apareció muerto abrazado a su hijo de tres años, que permaneció vivo porque su padre lo protegió de la muerte con su cuerpo.

Enseguida me vino a la mente la figura de Jesús-Dios, nuestro Salvador, que gracias a su tremendo sacrificio, nos rescató de una muerte eterna, ya que por culpa del pecado de Adán, el vehículo en el cual estamos todos subidos que es la Tierra donde vivimos, se había precipitado, por el pecado de Adán en el barranco de la perdición, que era la trampa urdida por Satanás.

Y también me acordé de la señal de los cristianos, que es la santa Cruz, en donde el Salvador está con los brazos abiertos para abrazar a la humanidad que quiera buscar refugio en sus brazos, y para ello, como el padre del accidente, nos da su vida para que tengamos la Vida eterna, ya que si lo abrazamos con amor, resucitaremos con Él. Este sublime sacrificio abarca a la Humanidad entera, porqué el que lo realiza es decir Jesús, es el único que puede ofrecer a Dios la ofrenda que es perfecta y digna de Él, que es de un valor infinito en cuanto a su precio y su universalidad. Por eso se dice en la Misa: Por Él, con él y en Él, en unión con el Espíritu Santo, te damos a Tí, Padre Omnipotente, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Solo esta Víctima perfecta, puede redimir el tremendo pecado de Adán, que quedó para siempre marcado en los "genes" de la Humanidad, para todos los que quieran acogerse al perdón divino. Y así en el abrazo de Jesús-Dios, volver a renacer comiendo del fruto del árbol de la Vida ya, que es el antídoto del árbol del conocimiento del bien y del mal, que es el árbol de la muerte. 

Y podemos oír la voz de Jesús, que clama y retumba en la conciencia de todos los hombres de bien: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! cuantas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos debajo de las alas, y no habéis querido. Pues bien, vuestra casa se os quedará desierta, y os digo que ya no me veréis más hasta que llegue el día en que digáis: "Bendito el que viene en el nombre del Señor" (Lc.13, 34-35).






jueves, 26 de octubre de 2017

COMENTARIOS DEL EVANGELIO DEL 26-10-2.017: JESÚS HA VENIDO A TRAER EL FUEGO Y LA DIVISIÓN EN LA TIERRA.



DIOS PADRE NOS HA ENSEÑADO COMO TIENE QUE SER
EL COMPORTAMIENTO DE CADA CRISTIANO


Lucas 12,49-53.


Jesús dijo a sus discípulos: 


"Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. 

De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra". 

Si estas palabras que dijo Jesús no estuvieran escritas en los Evangelios, y si hoy día, con la mentalidad quietista y relativista que impera en el mundo, algún creyente las pronunciara, sería recriminado por la mayoría de la jerarquía Católica.
En un sermón de un Sacerdote, el predicador se aventuró a decir que antiguamente, Yahvé había grabado en la Piedra, y entregado a Moisés las tablas de la Ley, llenas de deberes y de obligaciones, pero que ahora ha venido Jesucristo, y ha sustituido esas obligaciones por Bienaventuranzas en el sermón de la montaña. Al final de la misa, entré a hablar con él y le recordé que, además de las Bienaventuranzas, Jesús  había pronunciado también las terribles imprecaciones, que en lengua española dicen ¡Ay de vosotros!, que parece una leve reprimenda cuando se leen esas palabras en castellano, pero ese ¡Ay!, en lengua francesa se dice: "Malheur a vous!", que traducido literalmente quiere decir: ¡Que la desgracia caiga sobre vosotros!, es decir que es una maldición.

El Antiguo Testamento tenía unas leyes que no podían predicar el comportamiento que tenían que tener los hijos de Dios por la sencilla razón de que la perfección que quiere Dios, no se podía predicar con palabras, ya que el día del Juicio, una persona le podía objetar a Dios: "No sabes lo que es vivir en un mundo en donde existe una lucha tremenda para poder sobrevivir". Por eso, Dios mandó a su único Hijo Jesucristo, para demostrar como tiene que ser el comportamiento de las almas, en las situaciones más difíciles, para alcanzar la perfección.

El Mesías tan prometido, ha dado sus frutos, lo proclaman toda la legión de Mártires y Santos que han seguido las enseñanzas de Jesús, y que han logrado transformar un mundo pagano en un mundo Cristiano.

Esa división que ha venido a desear Jesús, que es el fuego que ha venido a traer, es la condición necesaria y suficiente que tiene que tener cada creyente, que es la lucha entre la Luz y las Tinieblas, entre la virtud y el pecado, y la del hombre viejo, que tiene que morir para que pueda renacer a la Vida del Espíritu, siendo con la medida y posibilidad de cada uno, verdaderos imitadores de Cristo, es decir entregándole todo su amor y el sacrificio de su vida, que es llevar la cruz que Dios nos manda a cada uno.